CAPÍTULO 2: 21 DE MARZO DE 2262. M.E. y K.T.

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Esta vez es blanco, excepto por el pecho azulado y la cabeza oscura. Su pico es más afilado incluso que la última vez.

Estira las alas, seguro que no miden menos de un metro cada una.

Miro a los demás de reojo, Alex contempla una cebra de rayas rosas, Brandy tiene un lobo de pelaje verde fosforescente, Julie esta vez un tigre gris y negro,  Eveline, un oso violeta oscuro y a Damien le ha tocado una leona de color azul eléctrico.

-Lo siento, no me dio tiempo a coger otros asique agarré un puñado de ellos y me vine.- afirma la pareja de Julie.

-Chicas, se hace tarde, montad.- nos comenta Alex.

Aunque montar en águila parezca difícil, y de hecho lo es, yo ya tengo experiencia; mala, pero la tengo.

Veo como se alejan todos, asique me subo al lomo del gran ave abrazándome a su cuello.

Le pego una patada suave para que empiece a volar, pero pasa de mí, asique pruebo a susurrarle.

-venga, emprende el vuelo pajarito.- le susurro en voz baja, y aunque parezca que estoy loca vuelvo a intentarlo porque no me hace caso.

-vamos, pajarito bonito, ¡a volar!

El pájaro hace caso omiso de mis órdenes, asique pruebo otros sistemas.

Iluminada solo por una triste farola, la calle está desierta, asique espero que nadie aparezca y  me vea hacer lo que voy a hacer ahora mismo. Me bajo del ave y retrocedo unos cuantos metros. Cuento hasta tres. Uno... Dos... ¡Tres! Salgo corriendo en dirección al pájaro y cuando estoy a escasamente diez centímetros del emplumado animal, decide volar escapando sus plumas entre mis dedos y dejándome tirada en el suelo con más de un raspón en la piel.

-¡Estúpido animal!- le grito al gran ave mientras se aleja haciéndose cada vez más pequeño, hasta desaparecer en el cielo que ya esta azul muy oscuro.

Me levanto del suelo, insultando a regañadientes al pájaro.

-Bueno, tranquila, Kim, no  importa, ya tienes excusa para contarle a las chicas por qué misteriosamente no apareciste en la fiesta, ¡qué pena!-me digo a mi misma con falsa lástima.

Mientras, me reviso los rasguños que me hice al lanzarme literalmente contra el suelo.

-Qué sarcástica eres ¿no?-escucho una voz que procede de un callejón oscuro.

-¿Quién eres, y que quieres?-le pregunto a la voz masculina que pronto me responde.

-He escuchado que vas a la fiesta, y por si te lo estás preguntado, sí, he visto todo el número que has montado con el pájaro, tranquila, no se lo contaré a nadie. Cuando pasen doce horas ya se habrá transformado en chatarra ¿no?, al fin y al cabo eso es lo que son: robots.

-No sé quién eres pero no seas cobarde y muéstrate.-digo tan asustada que no me doy cuenta de que estoy casi gritando.

-Lo primero, cálmate ¿vale?-me responde en un tono bastante tranquilo a diferencia mía.

-¿Se puede saber qué es lo que buscas?, sea lo que sea, yo no lo tengo.-le contesto histérica y a punto de perder los papeles. El corazón me late cada vez más rápido, y mis manos empiezan  a sudar. Mi cuerpo tiembla. ¡Está a punto de darme un ataque de nervios!

Me quedo pensando por qué habrá dicho "la" fiesta, y no "una" fiesta...

Por fin se muestra y de las sombras del oscuro callejón sale un chico, aproximadamente de la misma edad que yo, que dice:

-Yo te puedo llevar a la fiesta si quieres- ofrece apoyado en la esquina del callejón, iluminada por la única farola que hay.

Un "no" rotundo sale de mi boca.

Mis últimos días a tu lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora