Buenas, yo soy Arlet. Me considero una chica bastante normal físicamente, tengo cabello negro y liso. Ojos oscuros, nariz respingona y pequeña, como si de un tobogán se tratara. Labios bastante normales de tamaño y rosados. Con algunas pecas por mis mejillas que suelen estar algo sonrojadas.
Y bueno mentalmente... No me considero tan normal. Suelo estar en las nubes, pensando en mis cosas, o a veces, simplemente pensando en nada. Aun que lo que mas me gusta es reflexionar sobre el sentido de la vida mientras escucho música, y ya si voy en coche o de viaje... ME ENCANTA. Disfruto con cosas muy simples y sencillas.
Aun que a veces, me gustaría no pensar tanto, ser un poco mas idiota y vivir a lo loco, sin preocuparme por el que dirán o cualquier otra cosa. Pero tengo comprobado que me es imposible, a veces lo considero un don, y otras muchas una maldición, el evadirme tanto en mis pensamientos, que muchas veces no me dejan dormir por muy cansada que este.
Desde pequeña siempre he sido una chica muy callada y tímida. Aun que era fácil hacerme hablar sobre cualquier tema de conversación, yo nunca era capaz de dar el primer paso. Después de tanta gente borde con la que me he topado, no puedo cambiarlo.
Y bueno también se me da bastante bien recordar, soy prisionera de ello. No me olvido fácilmente de nada. Y es por eso que hoy estoy aquí, encabezando de alguna manera este relato que vengo a contarte, para sacarlo de mi mente y que de algún modo no siga tan atormentada por ser testigo de aquel suceso.
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Lo que nunca nadie supo
RandomOs vengo a contar una historia de la que he sido testigo, y aun que no este muy orgullosa de ello, creo que sería una lectura bastante interesante. Quizá saques enseñanzas de esta historia, o quizás solo te haga sentir emociones bastante inexplicab...