Tres

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Leah se subió al ascensor unos segundos después de que este al fin apareciese. Por suerte este estaba vacío y antes de subirse a este no había rastro de Justin en todo el pasillo. Respiró aliviada. Aunque pareciese estúpido estaba algo nerviosa (Sí, era demasiado estúpido) y aquel momento, sola, en el ascensor, era para ella el momento perfecto para acomodar sus ideas.

Sin embargo, el momento no duró mucho. Un minuto después el ascensor se detuvo en el primer piso y se abrieron sus puertas. Leah suspiró pesadamente y se sorprendió al ver a Justin, parado, sólo a unos pasos de ella.

-Por un momento creí que te habías ido... -Fue lo primero que escuchó salir de la boca de él, una vez estuvo lo bastante cerca.

-¿En serio creías que me iría sin comer? Jamás. -Leah no pudo soltar una carcajada, la verdad, a veces podía parecer toda una interesada.

-Vale, vale. Vayamos a comer. -Justin rió levemente y le hizo ademán para que Leah pasara.

Ambos comenzaron su dirección al auto. No se podía negar que entre ambos había un silencio incómodo. Demasiado incómodo a decir verdad, y Leah estaba internamente odiando aquello. Hacía que se pusiera mas nerviosa y que deseara salir de allí de una vez.

-Dame tus llaves. -Esas palabras hicieron que Leah saliera de su burbuja y lo mirara con el ceño fruncido. -Tus llaves.

-¿Para que quieres mis llaves? -Justin la miró con una pequeña sonrisa, apunto de reírse y negó levemente con su cabeza.

-¿Para que va a hacer, Leah? -Extendió su mano hacia ella, mientras con la otra buscaba algoen su bolsillo, su celular. -Le pediré a alguien que lo lleve a donde vayamos a comer, así no hay que volver aquí.

Leah lo dudó por un segundo. Incluso, le pareció gracioso aquello que había dicho: "le pediré a alguien que lo lleve a donde vayamos a comer". Justin ni siquiera era el dueño de la empresa o algo así, pero al decir eso lo parecía. Leah suspiró y buscó en su bolso, hasta encontrar el pequeño llavero y lo dejó en las manos de Justin.

-Gracias, preciosa. -Al escuchar aquellas palabras, Leah no pudo evitar fruncir el ceño y tuvo que aguantar las ganas de decirle algo.

Vio como Justin se alejó unos pasos de ella. Marcó su celular y comenzó a hablar, para luego colgarlo. Tuvieron que esperar unos minutos antes de que apareciera un chico alto al cual Justin le entregó las llaves. También le murmuró: "llevalo a casa", sin embargo, Leah no escuchó aquello.

Una vez en el auto, el viaje en él resultó en uno muy silecioso. Ninguno de los dos dijo nada en el camino. Leah permaneció con la cabeza apoyada sobre el cristal de la puerta, mirando a través de este, mientras Justin tenía su mirada al frente.

-¿A dónde vamos? -Leah rompió el silencio el cual se le estaba haciendo incómodo.

Justin se volteó unos segundos antes de responderle, para mirarla.

-Pues íbamos a comer, ¿no? -Al escucharlo, ésta rodeó por completo los ojos.

-Oh, ya, como que había creído que iríamos a pasear. -Su sarcasmo fue notorio en aquella respuesta.- Pregunto a donde, señor.

-¿Señor? Por favor, Leah. -Justin soltó una pequeña carcajada y se encogió de hombros. -A mi casa.

Leah alzó una ceja sin dejar de mirarlo. Aunque para ser sincera, no era algo que a ella le sorprendiera.

-¿A tu casa? Creí que iríamos a...

-A mi casa, te voy a cocinar. Sólo espero que seas paciente, pequeña. -Justin la interrumpió y Leah permaneció mirándolo unos segundos antes de volver a mirar por el cristal.

Revenge (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora