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Llegue a mi casa donde solo estaban las asistentas.Entre pero no dije nada, me fui directamente a mi cuarto.

Con lo grande que era mi casa en el único lugar donde me gustaba estar ,era ahí.

Deje el bolso en la cama y lo vacie, haciendo que el móvil que había encontrado en mi coche y varias cosas más se esparcieran por mi cama, agarre el móvil desconocido y lo dejé en la mesita de noche, sin darle mayor importancia.

Llamaron al timbre de la casa pero como estaba en mi habitación no fui ha abrir, supongo que iría Rebeca, la asistenta, que mas bien parecía la ama de llaves.

Llamaron a mi puerta y abrí, era mi madre con un traje espectacular, de color vino ceñido asta la cintura,

-¿Que tal cariño?pregunto mi mdre interesada.

-Todo perfecto, mentí -¿Y tu,  mamá?

-Muy bien, pero la cena  de tu padre ha sido en un lugar muy peculiar,la miré frunciendo el ceño y ella río.

-Me dijo que no estariamos cerca de casa pero no me imaginaba que me llevara  a Nuevo México ha cenar. Exclamó ella, mi cara hizo una mueca sorprendida,y comencé a reír.

Me encantaba hablar con mi madre en los momentos malos, pero claro, ahora es cuando tenía que contarle lo sucedido con el coche y eso cambiaría la situación. No por el tema de dinero sino porque mis padres pensaban que era un desastre con las cosas.

-Mamá, dije yo -Mi coche está en el mecánico del seguro se me ha parado en medio de las carretera camino a casa de Amy que me quedaría a dormir a su casa.

-Tranquila. no le digas nada a tu padre y no pasará nada, me miró como si fuera un ángel.

Estaba muy sorprendida, no esperaba  que reaccionara de esa manera, pero para mi, todo mucho mejor.

Cuando mi madre todavía. no había salido de mi habitación mi padre entró

-Lucy, dijo -¿Podemos hablar?

-claro

Mi padre me sacó de la habitación, y me llevó a la cocina donde no había nadie.

-Dentro de dos semanas es tu cumpleaños y necesito que para tu vigésimo cumpleaños seas la más felíz del mundo.

Mi sonrisa cada vez que decía una palabra, era mas grande.

Todos los años mi padre me decía lo mismo y después intentaba averiguar que quería como regalo.Pensaba que este año iva a ser igual, pero no lo fue.

-Quiero que encuentres tu bienestar ayudando a los demás.

Miré a mi padre sin decir nada, ya que las palabras bienestar y ayudar en una misma frase no me sentaban muy bien.

-¿Qué quieres decir con eso papá?

-Vamos a traer a un joven a casa para que se acople de nuevo en la sociedad.

No me lo podía creer, mi regalo de cumpleaños era ayudar a una persona que nisiquiera conocía y sin recibir nada a cambio.

-Pe-pe-pero. tartamudee

-No hay peros que valgan la decisión esta tomada y pasado mañana empezarás.

No dije nada más, ya que discutir con mi padre era inútil y desaparecí de la cocina para volverme a meter en la habitación.

Paralelo a míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora