¿Por que me miraras?

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No sé a dónde ir, no quiero regresar a mi casa pero no tengo más a donde ir; el único lugar que se me ocurre es la cafetería de la esquina. Sin pensarlo dos veces me dirijo ahí.

Esta cafería me recuerda tantas cosas, he recibido las mejores y peores noticias aquí. Fue el lugar donde solía venir con mi padre a comer panecillos de moras; nuestros favoritos y a toar chocolate caliente o café, solíamos venir todas las tardes o cada día que amanecía lluvioso. Fue aquí donde me dio la noticia que él y Evelyn se divorciarían y que por orden del juez yo tendría que quedarme con Evelyn.

He vivido estos últimos 10 años sin ver a mi padre, ya no se absolutamente nada de él y de lo que haya sido de su vida, Evelyn jamás lo menciona y nunca me quiere hablar de él o si sabe algo sobre él.

Entro a la cafetería y busco la mesa en donde solía sentarme con mi padre; cerca de la ventana en el rincón del establecimiento. La cafetería está pintada de un café oscuro con tonos verde olivo y blanco. Las ventanas son cristales que llevan dibujados dos tazas de café color avellana una frente a la otra y a lo lejos una canasta de pan.

Me siento en la mesa y saco mi laptop para revisar mi email, noto que la mesa frente a mi hay sentado un chico atractivo de tez blanca, cabello castaño, nariz aguileña y lleva puesto una chaqueta de cuero negro. Siento como si me observara pero debo de estar paranoica en pensar que se fijaría en una chica baja de tez blanca, cabello oscuro y ojos pequeños color avellana sin nada que enseñar toda escuálida sin pecho, sin ningún atributo.

Sin hacer caso a mis pensamientos vagos sigo revisando mi email y llega la mesera a atenderme.

-Hola, bienvenida ¿deseas tomar algo?- dice la mesara, es alta solo un poco más que yo, cabello castaño ojos grandes de un café tan oscuro que apostaría a que podrían ser negros. Es atractiva.

-Me gustaría un panecillo de moras y una taza de café.- Digo embozando una pequeña sonrisa para parecer un poco amable.

-Enseguida te lo traigo- Dice la mesera- Por cierto creo que el chico de haya no para de mirarte- Me dice mientras arquea su cabeza en dirección al chico que hace un rato pensaba que me observaba.

-¿Eso crees? Pensé que solo yo tenía ese presentimiento.- Digo arqueando una ceja y esbozando una pequeña sonrisa.

-Deberías echarle un ojo al asunto- Dice la mesera embozando una pequeña sonrisa.

-Si en eso estaré- Digo mientras la mesera se aleja para ir por la orden que me ha tomado previamente.

Sé que el chavo me sigue observando pero no quiero darle tanta importancia, no lo conozco y no se cuales sean sus intenciones, así que esto ya es caso resuelto. Solo lo ignoro y continuo revisando mi laptop y esperando a la mesera que aún no ha llegado.

No aguanto más, la curiosidad me está matando y volteo a ver al chico, él no me está viendo pero yo si ha el, es apuesto no puedo negarlo, parece un poco inteligente pero su aspecto me resulta un poco más a "galán problemático" que ha "chico inteligente" pero no le tomo tanta importancia a eso y lo sigo observando noto que sus dedos de la mano son algo largos y huesudos, me resultan algo atractivo. El me resulta atractivo.

Veo a lo lejos acercarse a la mesara, lleva una charola en la mano y noto que trae mi panecillo, mi café y otro café, apuesto que es para el chico de enfrente, la mesera le entrega al chico su café y la mesera se aleja pocos centímetros cuando el chico la llama, ella regresa y el chico le dice algo al oído a la mesera, no alcanzo a oír que le ha dicho. Ella se aleja de la mesa del chico, asiente con la cabeza y se aleja con una sonrisa. Se dirige a mi mesa coloca el panecillo y el café en la mesa y me dice en voz baja.

-Alguien me pidió que no te dejara pagar tu cuenta.-dice la mesera con una sonrisa y dándome un codazo.

-¿Quién te ha pedido eso?-respondo alzando una ceja.

-¿Qué no es obvio?- pregunta poniendo los ojos en blanco y continua diciendo- Bueno fue aquel chico el que te mira demasiado, me ha pedido que te dijera que eres muy linda y que le permitas que pague tu cuenta, dice que solo es un gesto de amabilidad.

-No creo que sea apropiado que pague mi cuenta un extraño, que no sabe absolutamente nada de él.

-Bueno eso lo hace interesante ¿no lo crees? Date la oportunidad de conocerlo, yo lo conozco es nuevo acaba de llegar a la ciudad y sería bueno que lo conocieras, le hará falta algunas amigas. Entrará a la preparatoria west.

Sorbo un poco de café, casi la mitad y me tomo un tiempo para asimilar todo, ¿debería aceptar que pague mi café? No creo que sea buena idea conocerlo así, debería abrirme a conocer nuevas personas pero ¿Qué pasara después? Será algo pasajero quizá, una aventura de un día, si surge algo más que pasara. Bueno ya no pensare en esto y debo de ser dura no dejarme llevar por cualquiera.

-La misma a la que yo voy, bueno si es así ya luego lo veré por los pasillos.

-Bueno eso era mi único consejo, solo que ¿dejaras que pague tu cuenta?

-No pero él no tiene por qué enterarse, yo te pagare la cuenta y deja que el la pague también. No te vendría mal que te quedaras con mi dinero.

-¿Pretendes que lo engañe?

-No trato de decir eso, solo que te estoy ofreciendo esto, solo es para agradecerte tus consejos y todo eso. Tómalo como una propina- le digo mientras le ofrezco el dinero término mi café.

Ella sin decir más toma el dinero, sonríe y se aleja. Yo recojo mis cosas y tomo mi panecillo. El chico me voltea a ver me sonríe y le regreso la sonrisa y salgo del lugar.

La traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora