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*Luh*
Miró su reloj una vez más, todavía quedaba más de hora y media para que Gona fuera a recogerle, por lo que decidió aprovechar para jugar, pues era prácticamente lo único que le conseguía despejar la mente. Ese día le apetecía ponerse con GTA, pero no quería grabarlo, no porque pensara que podía llegar Gona a mitad gameplay, ni porque no quisiera compartirlo con sus seguidores, simplemente no le apetecía ponerse a grabar. Puso el juego y comenzó a hacer una de las historietas, comentándolo todo como de costumbre, pero sin darse cuenta hasta que ya llevaba un buen rato. Se rió de sí mismo y siguió jugando, esta vez en un tranquilo silencio, roto por alguna maldición esporádica cuando veía a su personaje morirse.
Apenas parecía que habían pasado unos minutos cuando escuchó cómo llamaban a su telefonillo. Bufó y pausó el juego antes de levantarse y correr a contestar, todavía era pronto así que no pensaba que fuera Gona, por lo que únicamente quería despachar cuanto antes a quien quiera que fuera y seguir con lo suyo.
-¿Quién?-preguntó dando golpecitos con el pie en el suelo, no le gustaba parar a mitad de una misión.
-Yo-respondió una voz demasiado conocida, haciéndole olvidar completamente lo que había estado en su cabeza.
Abrió la puerta de abajo y luego la de arriba, dejándola así mientras corría a su cuarto. En cuanto entró miró el reloj, había pasado más tiempo de el que creía y sí que era la hora a la que había quedado. Suspiró y se pasó la mano por la cara, como no había salido de casa no se había quitado el pijama, así que tenía que cambiarse. Se sentó en el suelo y recuperó el mando, quitando el menú, sin decidirse entre terminar la misión o salir directamente, pero entonces entró Gona, soltando una pequeña risa al verle. Se apresuró a disculparse, pero su amigo le quitó importancia y le dijo que podían ponerse a jugar a algo mientras se sentaba a su lado. Luh sonrió y estuvo tentado de proponerle pasar del suelo a la cama y estar más cómodos, pero enseguida unos pensamientos muy parecidos a los que le llevaban rondando la cabeza los últimos días aparecieron, impidiendo que se lo propusiera, no se veía capaz de aparentar normalidad estando los dos en su cama.
-Te he traído esto-comentó de repente Gona, llamando su atención, tendiéndole un pequeño muñeco.
Luh lo miró con curiosidad unos segundos, mientras una sonrisa se expandía por su rostro. Era un muñeco de Winnie The Pooh, más o menos del tamaño de su mano y que parecía que tuviera un imán en las patas, como si estuviera pensado para agarrarse a algún objeto o algo parecido. Antes de poder darse cuenta de lo que hacía estaba abrazando a su amigo, demostrándole así lo mucho que le había gustado el muñeco, creando una situación un tanto tensa en cuanto ambos se dieron cuenta de la poca distancia que los separaba. Gona carraspeó discretamente y se apartaron, sin dejar de sonreírse.
-Me recordó a ti-dijo encogiéndose de hombros, como si no fuera importante, cogiendo el mando para dárselo, como si estuviera intentando desviar el centro de atención.
-Cambiamos de juego-anunció Luh, agradeciendo en silencio ese cambio, señalándole a su amigo la estantería de juegos para que escogiera uno mientras él dejaba el muñeco en la cama, junto a la almohada.

Gona había acabado eligiendo un juego shooter cooperativo y a él no le había parecido mal, por lo que se pasaron un buen rato compitiendo a ver quien conseguía matar al otro. No había sido capaz de quitarle de la mente el asunto del muñeco, aunque el hecho de que no le gustara perder le había ayudado a dejarlo en un segundo plano, concentrado en ser el vencedor de esa tarde pese a que no había nada en juego. Se movió con sigilo, acercándose a su amigo por la espalda, aprovechando que parecía un poco distraído para matarlo, escuchando al instante la maldición que soltó Gona.

-No es justo-le oyó quejarse, y no pudo evitar alzar una de sus cejas mientras le miraba-Has aparecido por la espalda.

-Si hubieras estado atento...-canturreó, sintiendo  como aparecía una sonrisa en sus labios.

Le vio bufar y apartar la mirada, aunque casi podía asegurar que, pese a mostrarse ofendido, él también estaba a punto de sonreír.

-Venga Gona...-dijo alargando las vocales pero sin llegar a canturrear, dejando el mando en el suelo para poder acercarse un poco, como si realmente creyera que su amigo estaba ofendido, aunque en el fondo lo que hacía era buscar esa sonrisa que sabía que tenía que estar ocultando. Gana se movió, dándole la espalda, y Luh se tuvo que apoyar en él para poder acercarse más.

-Sé que estás sonriendo-volvió a decir con el mismo tono, sin llegar a percatarse de la poca distancia que había ahora entre ellos.

Y volvió a intentarlo, haciendo un movimiento brusco para poder pillar por sorpresa a su amigo, provocando que ambos acabaran tumbados en el suelo. Él se había quedado encima, con el rostro lo suficiente cerca del de su amigo como para hacer aflorar los nervios, creando un nudo en su garganta.

-Sabía que estabas sonriendo...-dijo intentando aliviar la tensión, aunque no tenía muy claro como había sido capaz de pronunciar las palabras sin trabarse.

-Ajá-escuchó como respuesta.

Sus miradas se encontraron. Quería acortar más la distancia. Mejor dicho, TENÍA que acortar más la distancia. Se movió ligeramente, pero parecía que su compañero tenía lo mismo en la cabeza, pues también se había acercado un poco. O a lo mejor era él que se había movido más de lo que creía. No lo tenía claro. Pero lo único importante era que sus labios estaban a apenas uno o dos centímetros. Era el momento de aclarar las cosas. Rozó sus labios con los de Gona, cerrando los ojos sin poder evitarlo, dejando que el contacto mandara un escalofrío a lo largo de todas sus terminaciones nerviosas, haciéndole incapaz de pensar en nada que no fuera el beso que estaban compartiendo. Abrió ligeramente los labios, sintiendo como en el mismo momento Gona profundizaba el beso, como si ambos estuvieran sincronizados...

Y el teléfono sonó. Se separaron en el acto, como accionados por un resorte, dejando que un tenso silencio se extendiera sin que nadie supiera qué tenía que decir. Sus miradas no se habían separado ni un segundo, como si intentaran comunicarse mediante éstas lo que tenían en la cabeza. Por un lado empezaba a creer que habían hecho algo malo, como si hubieran estropeado lo que tenían, pero por otro lado sabía que si volviera a tener la ocasión volvería a besarlo...

-Es tu teléfono Gona-dijo tras aclararse la garganta, un poco cansado del oportuno y estridente sonido.

-¿Lo es?-cuestionó él, metiendo la mano en el bolsillo para buscar el teléfono, viendo en la pantalla que la llamada entrante era de Exo.

Vio como contestaba, hablando con monosílabos sin apartar la mirada de la suya. Sabía perfectamente que ese beso no era sólo cosa suya, ambos habían participado, por lo que lo que las dudas que  tenía en la cabeza debían estar también en la de su amigo. Aún así se daba cuenta perfectamente de que el momento había sido roto, y de que no iban a ser capaces de hablarlo ese día.

-Era Exo, está con Sara...Le ha dicho que habíamos quedado y dicen que vienen a recogernos en unos diez minutos para tomar algo...Podemos decir que no...-dijo Gona nada más colgar, con ese tono en el que se evidenciaban sus nervios.

-Pues vamos...¿Puedes salir del juego mientras me visto?-preguntó poniéndose en pie, para aliviar la tensión lo mejor era que no se quedaran solos en su cuarto.

Tras ver a Gona asentir cogió las primeras prendas que vio al abrir el armario y se encerró en el baño, ya tendrían tiempo para hablar...

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⏰ Última actualización: May 07, 2017 ⏰

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Gonaluh is realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora