Vive Conmigo.

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Capítulo 1.

Vive Conmigo.

"Siempre tiene y nunca sostiene
Ha comenzado a sentirse como hogar
Lo mío es tuyo, tómalo o déjalo
Lo mío es tuyo para hacerlo nuestro."
-Look After You, The Fray.

      Magnus despertó por los rayos del sol que atravesaban  las cortinas y le daban directo en la cara. Se frotó los ojos y miró a la persona que estaba a su lado.
      Alexander Lightwood dormía plácidamente, con mechones de cabello negro cayéndoles libremente por la frente y tapándole los ojos. Su cara mostraba relajación. Se veía tan vulnerable cuando dormía, algo que nunca se veía en él. Siempre se mostraba fuerte, serio, atento a todo lo que pasaba a su alrededor, como si pudiera escuchar hasta el sonido de una pluma al caer. Pero cuando dormía, era completamente diferente. Era como ver a un bebé, inocente y hermoso.
      El brujo aprovechó a apartarle los mechones de cabello que le caían por la frente, con cuidado de no despertarlo, dejando libre la vista de su rostro. Magnus sonrió. ¿Podía haber persona más hermosa que la que estaba en ese momento a su lado?
      Se acercó con cuidado y, poniendo una mano en la cintura de el cazador de sombras, comenzó a dejar pequeños besos por su cuello, subiendo por éste, hasta llegar a su mejilla y luego a sus labios. Alec se movió un poco y sonrió. Cuando abrió sus ojos lentamente, sus miradas chocaron. Ojos azules y verdes amarillentos ojos de gato.
      -Buenos días- Dijo Alec poniendo una mano en la mejilla del brujo, acariciándolo con su dedo pulgar.
      -Hola. ¿Quieres desayunar?
      -Claro. Adelántate, yo voy al baño.
      Magnus sonrió y le dio un pequeño beso en los labios a modo de afirmación. Se levantó perezosamente de la cama y se encaminó hacia la cocina.
      Tomó dos tazas de café. Una de ellas era blanca, con grandes letras de colores que decían <<Soy más sexy que tú>>. La favorita de Magnus.
      Fue hacia la cafetera que había comprado para Alec cuando comenzaba a dormir en la casa del brujo y preparó dos cafés. Era consciente de que podría hacerlos con magia, pero se decidió a hacerlos él mismo, como sabía que a Alec le gustaba.
      Cuando se sentó en la mesa, Alec apareció por la puerta de la misma forma en la que se había despertado, despeinado y con el torso libre, usando tan solo un pantalón largo para dormir. Le sonrió a Magnus y fue a la alacena a buscar una caja de cereales. Cuando los encontró, se sentó en la mesa a comenzar a comer.
      -¿No crees que es un poco infantil comer cereales todas las mañanas a los 18 años?- Dijo Magnus mientras tomaba un sorbo de su café. A pesar de sonrojarse un poco, Alec respondió con voz firme.
      -Habla el brujo de más de ochocientos años que usa pantuflas de perrito.
      -Touché.
      Alec soltó una carcajada y comenzó a tomar su café. Magnus le sostuvo la mirada, con una torpe sonrisa formada en sus labios. Cuando el pelinegro lo notó, frunció el entrecejo.
      -¿Qué sucede?
      -Nada- Dijo el brujo soltando una pequeña risita y bajando la mirada a su café.
      -Vamos, dime- Insistió Alec.
      -Es que me alegra que ya tengas la confianza suficiente como para tomar comida de la alacena sin preguntarme antes. ¿Recuerdas cuando me preguntabas hasta para usar el baño?
      -Magnus, estamos juntos desde ya casi cuatro meses. ¿No crees que tengo mis razones para ya tener esa confianza?
      -Sí, y sin contar la parte en la que prácticamente vives aquí- Bromeó el brujo. Sin embargo, Alec ni siquiera dejó escapar una sonrisa-. Pero...
      -¿Me estás echando?
      -¿Qué? ¡No! No me malinterpretes- Se apresuró a decir Magnus-. Pero... ¿No te gustaría hacerlo... no lo sé... oficial?
      -¿Hacer oficial qué?- La cara de Alec era un perfecto signo de interrogación-. No te comprendo.
      -Alec, cariño, sabes que te quiero, pero algunas veces que tengas la misma capacidad de comprensión de un orangután puede resultar un poco irritante.
      Alec se quedó callado un segundo, procesando lo que Magnus acababa de decirle.
      -¿Me estás comparando con un orangután?- El pelinegro se mostraba confundido.
      Magnus de dio un golpe en la frente con la palma de la mano en un intento de mostrar su irritación.
      -¡Te estoy pidiendo que vivas conmigo, Alexander! ¡Por Lilith! Tú- Apuntó con su dedo índice a Alec-. Vivir. Aquí- Apuntó al suelo-. Conmigo- Finalmente, se apuntó a sí mismo.
      La boca de Alec formó una perfecta "O". Sus mejillas habían adquirido un poco de color.
      -Oh- Fue lo único que dijo.
      -¿Oh? ¡¿Oh?!- Gritó Magnus levantándose de su silla-. ¿Te acabo de ofrecer vivir conmigo y tú tan solo me dices "Oh"?- Cruzó sus brazos en su pecho esperando una respuesta, pero Alec solo se quedó callado durante varios y largos segundos. Pero cuando éste habló, dijo lo más halagador, hermoso e inteligente que a alguien se le podría ocurrir;
      -¿Un orangután, Magnus? ¿Enserio?
      O más bien para Alexander Lightwood.
      Magnus soltó un bufido de frustración.
      -Deja de evadir lo que te dije, ¿quieres?
      Alec suspiró.
      -Lo siento, Magnus. Es que... no lo sé... ¿no te parece un poco... pronto?
      -¿Un poco pronto? ¡Alexander! ¡Tú mismo lo has dicho! ¡Desde hace ya casi cuatro meses que estamos juntos! ¡Nos hemos separado más tiempo del que quisiera recordar! ¡Casi mueres en esa maldita guerra! ¡Casi te pierdo para siempre! Y ahora que finalmente estamos juntos, ¿no crees que lo que más quiero en este mundo es pasar todo el tiempo contigo?
      Lo dijo casi sin pensar, pero no le importaba.
      Alec enrojeció violentamente, pero, aún así, se levantó de su silla y abrazó por la cintura a Magnus con fuerza, dejando su cabeza en el pecho del brujo. Magnus, un poco confundido, correspondió el abrazo.
      -Sí- Afirmó Alec aún abrazado al brujo-. Sí, quiero vivir contigo.
      Una gran sonrisa ocupaba ahora el rostro de Magnus. Había dicho que sí, después de todo, lo había hecho. Viviría en el mismo techo que Alec oficialmente, y se moría de ganas de salir corriendo y gritárselo al mundo. No podía estar más feliz.
      -Uff... por un segundo pensé que te negarías, pero solo por un segundo. Nadie se resiste a mis encantos.
      -¿Has estado pasando mucho rato con Jace?- Preguntó Alec divertido mirándolo a los ojos.
     Magnus solo atinó a reír y darle un pequeño beso en los labios a su novio. No tenía mucho que responder a aquello.

*___*
   ¡Hola! Espero que les haya gustado, este es el primer capítulo. Es la primer historia que publico en Wattpad, pero no la primera vez que escribo, por lo que quería compartir mis historias con ustedes. ¡Por favor, voten y déjenme sus comentarios de qué les pareció! Así me dan ganas de seguir, su opinión es muy importante para mí. Ah y ¿podrían hacerme un favorcito? Si conocen a alguien que shippee Malec, por favor compártanle esta historia, así habrá más Malec Shippers leyendo mi historia, y eso, les juro que me haría muy feliz.
   Muchas gracias por leer y, sin más que decir, ¡me despido! Nos vemos en el próximo one shoot ;)

Change My Life~ Malec One ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora