¿Alguna vez vieron ambulancias tan de cerca?: Las sirenas rompiendo sus tímpanos en pedazos, el vaivén de desconocidos auxiliares en apuros, sentirse totalmente elevado y desorientado sin moverse del lugar.
Ojalá no... Esto no se lo deseo a nadie.
—¡Por favor, retírense, dejen trabajar!
—¡Está mi novia ahí! —gritó mi amigo—. ¡Emi, decí algo!
Estaba atónito, los vagones del tren no tenían obligada forma, destrozado totalmente contra ese ómnibus que cruzó en infracción tal vez porque las barreras no funcionaron cómo debían.
Veía a los socorristas hacer su trabajo y corrí hacia ellos para buscar a mi persona... Mariana... Todos sus recuerdos; sus sonrisas, sus lágrimas, su habla y su pensar; tantas cosas buenas, malas, feas y hermosas que habíamos vivido... Todo desbordaba de mi mente de manera catastrófica deseando que nada desapareciese.
Me detuve, más bien, me interrumpió el bombero que pasó por frente de mí. Retrocedí un paso, y al instante mi cuerpo fue jalado desde los hombros con histeria. Era mi amigo, se apoyó en mi cuerpo y gritó:
—¡Natalia! —Sus ojos estaban inundados.
Busqué la dirección de su mirar. ¿Cómo describir tan sanguinaria escena? La voz de Nicolás enmudeció abruptamente luego de ese grito al ver a su novia en ese estado. Corrió hacia ella, pero no le permitieron acercarse más. Natalia no respondía.
—¡A ver, permiso! —Rápido pasaban otros socorristas con más camillas y equipos.
Entonces me tocaba a mí. La vi. Mi Mariana... tampoco respondía.
Desesperado, intenté alcanzarla. Me retenían y me alejaban cada vez más de ella.
De repente, noté como si me mirara. Sí, en ese entonces estaba seguro de que sus ojos no estaban del todo dormidos, sabía que me estaban mirando.
Incluso yo...
Incluso creí ver que me sonrió... Era absurdo. ¿Por qué lo haría? Pero creer eso me estaba despedazando, esa «sonrisa» me estaba despedazando.
No daba más, juro que no soportaba tanta ansiedad y angustia.
«No... No te vayas, no me dejes, no sé qué haría sin vos... No sé qué hacer ahora... ¡No sé!».
—Emi —Levanté la cabeza despacio y coincidí miradas con Nicolás—. Emi... Se me fue, Natalia se me fue.
Lo abracé contra mí con la poca fuerza de voluntad que me quedaba. Acepté todo dolor que venía a apuñalarnos como a tantas otras personas en ese trágico día.
Lo que también estaba aceptando era que, quizá, Mariana tampoco estaría allí para mí al día siguiente.
Nicolás y yo caímos moribundos en un profundo pozo, pero más juntos que nunca.
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Un diente de león • [BL]
Ficção Adolescente•Prólogo + cuatro primeros caps gratis• Emiliano y Nicolás, mejores amigos, pierden a sus novias en un terrible accidente. Luego de eso tendrán que afrontar juntos ese angustiante luto y de a poco ir sanando las heridas... Pero solo su amistad no ba...