Emma llegó al lugar donde fue inmediatamente a formarse, si quería pasar rápido, mientras, esperaba a los que serían sus acompañantes esa noche. A su lado se encontraba un vidrio que la reflejaba en cuerpo entero, llevaba su cabello suelto y planchado con las puntas hacia arriba, los ojos delineados de negro y rojo sus labios en la ropa una falda tableada azul marino a medio muslo, medias transparentes negras, botas de tacón alto negras, un top del mismo color que la falda y una chaqueta de cuero negra junto a sus pulseras, arracadas y anillo, era simple, sin llamar mucho la atención.
—¡¡Emma!!— gritaron lejos de donde estaba formada en la fila y al darse la vuelta vió a su amigo Simón, junto a la zanahoria acercándose rápidamente a donde se encontraba.
—¡¡Simón!! ¡¡Zanahoria!!— gritó de vuelta Emma con una sonrisa torcida. —al fin llegan, pensé que tendría que esperar adentró por ustedes.
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Después del incidente con el chico de la entrada, donde Simón les preguntó a sus acompañantes si les parecía guapo y Emma contestó con una sonrisa torcida qué el chico se encontraba para comerse, los tres adolescentes caminaron al centro de la pista junto a muchos más.
Ya en la pista, Emma como Clary pusieron el ojo - una más disimulada que la otra- sobre el muchacho que les llamó tanto la atención, algo inusual en la rubia ya que se distrae con mucha facilidad.
De un momento a otro el adolescente se irguió en toda su altura, listo para el acecho, el chico había empezado a apretar el paso hacia la pista de baile justo en dirección a Simón, Emma y Clary, cuando una chica se separó de la masa de bailarines al otro lado del lugar y empezó a avanzar hacia él. Y este se la quedó mirando.
>>Lo admito es linda, aunque no tanto como yo<< pensó Emma.
Cabello largo casi del color exacto de la tinta negra, ojos pintados de negro. Un vestido blanco que llegaba hasta el suelo, con mangas de encaje que se acampanaban alrededor de los delgados brazos. Rodeándo el cuello llevaba una gruesa cadena de plata, de la que pendía un colgante rojo oscuro del tamaño del puño de un bebé. Emma tuvo que entrecerrar los ojos para saber si era auténtico..., y era auténtico y valioso.
>>Debes de estar loca, chica<< pensó para sí Emma, ya que podían asaltarla y robarselo.
La chica le sonrió al chico cuando paso junto a él, Emma supo que estaba llamándole al sexy hombre con la mirada. Y este como mosca a la miel volvió para seguirla, a quién sabe qué lugar para darse.
Los ojos Emma y Clary los vieron llegar a la pared y se vieron a la pelinegra que se volvió, remangándose la falda con las manos, alzándola mientras le sonreía de oreja a oreja. Bajo la falda, llevaba unas botas que le llegaban hasta el muslo y podría jurar que desde la distancia donde bailaban los tres escuchó al chico tragar saliva como si anticipara algo.
Emma observó como la pelinegra a lo lejos abrió una puerta de las tantas en el club y sabía lo que pasaría después, darse el lote. Pero la rubia se dió cuenta que seguían a la parejita y esta ni cuenta se daba.
—Bien —dijo Simón en medio de ellas—, una música bastante buena, ¿eh?
Ante eso Emma rodó los ojos de manera divertida y negando con la cabeza.
Las chicas no respondieron. Bailaban, o lo que podría pasar por ello (una gran cantidad de balanceos a un lado y a otro con descensos violentos hacia el suelo, como si uno de ellos hubiese perdido una lente de contacto) en un espacio situado entre un grupo de chicos adolescentes ataviados con corsés metálicos y una joven pareja asiática que se pegaba el lote apasionadamente, con las extensiones de colores de ambos entrelazadas entre sí igual que enredaderas.
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Friki
FanfictionEmma se ve envuelta en un mundo de cazadores y demonios junto a su nemesis Clary Fray y su amigo Simón Lewis. Habrá misterios que resolver sobre su familia y un futuro por el que pelear, así como detener a los parientes psicópatas de Clary junto con...