Desperté por él reflejo de la luz del sol entrando con fuerza por mi ventana, en él aire se apreciaban a la perfección las partículas de polvo volando en él aire siendo iluminadas por los rayos de un sol que no temía brillar con toda su fuerza, porque podía. Y era su propósito.
Una lumbrera que arde sin miedo a nada, que tiene la capacidad destructiva más grande que cualquier cosa existente, sin embargo no gasta su energía en la destrucción, sino en él mantenimiento de vida, ¿cómo no envidiarte sol gigante?, lumbrera del día, sin preocupaciones, sin miedos, con propósito para ser y hacer.Estoy segura que sí en algún momento se le ocurriera calentar más, o calentar menos, toda vida, toda existencia y ser que respira y habita en este basto planeta dejaria de existir, fuera por él violento frío, o él sofocante calor, polvo somos, y al polvo volveríamos. En fracción de segundos.
Pero, una buena razón tiene él creador de todo para no permitir que eso suceda.
Baje mi mirada y miré mi cuerpo, me sentia cansada; físicamente podía hacer cualquier cosa, pero mentalmente me sentía agotada. Poco a poco fui levantando mi cuerpo apesadumbrado pero en él proceso, algo llamó mi atención.
Era una gasa de al menos 10 cm que cubria mi ante brazo, de golpe todos los recuerdos y nefastos momentos de la noche anterior vinieron a mi mente en una ola de desesperación y confusión.
Pase mis manos por mi cabeza, completamente cansada. Hace una semana atrás comenzaron las pesadillas, lo veía, a él. A ese ser que un día daño mí vida, pero en cada sueño lo veía como un monstruo, como una creatura que habia perdido completamente su humanidad. Aunque, no me encontraba del todo segura de que fuera un sueño, todo era tan real, tan vívido. Y esa gasa, era la evidencia de todo.
No me equivocaba.
Como quisiera tener la posibilidad de acabar con todo, cada recuerdo, cada persona que volvía como un fantasma de mi pasado, pero no había tiempo, tenia que hacer algo, sí... El volvía a visitarme, no tendría ninguna posibilidad de salir con vida, ¿por qué? Fácil. Él me estaba haciendo daño, y si fue capaz de tan salvajemente casi arrancar mi brazo con sus dientes, ¿que podría hacer si la proxima vez tendria un arma?
7:40 am.
¡Debo irme!
Me paré rápidamente de la cama pero al hacerlo un mareo muy fuerte casi me hace caer al suelo, como pude me estabilice con la pared e inmediatamente corrí al baño, metí él brazo con la gasa en una bolsa y me bañe lo más rápido que pude. Salí, me calce mis converse, jean azul y una blusa azul con negro manga larga, tome mi bolso y baje rápidamente las escaleras de dos en dos.
– ¡Susana!– Me llamo Lucrecia, mi madre.
– Voy tarde, hablamos cuando vuelva. – respondí deteniéndome un momento para tomar una tostada y salír.
Espere en frente de mi casa y tomé un taxi.
Entre corriendo a la escuela que se encontraba desértica, solo él viejo obrero estaba limpiando un piso que se encontraba más que limpio pero ahí estaba, mirando al suelo mientras él trapeador rozaba monotonamente él piso azul de nuestra secundaria.
¿Y si me corto la venas?
– ¿Quién dijo eso?– me detuve de golpe mirando hacia todos lados buscando la cara de esa extraña voz.
Tú.
– ¿Yo?
Yo
– ¿Qué...?– empecé confundida y asustada pero esa voz me interrumpió.
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Personalidad Múltiple
Mystery / ThrillerDentro de nosotros existe algo que no tiene nombre, y eso es lo que realmente somos. . . . . . "Muerte, silencio, sed, dolor se oye un grito y un fuerte redoble de tambores... Susana recuerda"