Personalidad Múltiple

Capitulo 3. Cirenne

Cirenne.

Me levante del piso del baño y recoji las cosas que se habían caído al suelo cuando Susana sucumbió ante la desesperación.

En él suelo habían lápices, unos cuantos cuadernos y su móvil que tenía la luz led encendida en blanco. Metí todo en él bolso, para posteriormente colgarlo en mi hombro sin prestarle atención a las constante vibraciones del móvil.

Miré el espacio a mi alrededor, las paredes blancas con rojo, los cubículos perfectamente ordenados y limpios, la encimera con tres lavamanos, un espejo que cubría gran parte de la pared y azulejos en tonalidades grisáceas le daban un toque moderno a la ambientación.

Respire el aire entre frío y fresco que se colaba por entre las ventanas de un día lluvioso, y entre tantas cosas debía decir que, se sentía demasiado bien estar de vuelta.

Poder caminar, respirar, sentir la textura de las cosas que tomas con tus manos... poder sentir frío, sentir calor. Tener la capacidad, de sentirse humano que es, en esencia, tener todas esas emociones, sentimientos y sensaciones que incluye serlo.

Es puramente: sentirse vivo.

Me posicioné frente al espejo mientras apoyaba mis manos encima del lavamanos, seguía meditando en tantas cosas mientras comenzaba a inspeccionar mi cuerpo; mis manos, mis brazos, mi largo cabello negro que llegaba más abajo de mi cintura, miré mi barbilla, mis pómulos, mi nariz, finalmente llegue a mis ojos y me sorprendí.

Cuanto había cambiado.

Físicamente; sentimentalmente debo decir que sí, efectivamente también he cambiado sentimentalmente, y mi cambio sentimental se basa en esto: ahora no siento nada.

Antes, mucho antes de ser enterrada en el olvido... Antes, cuando era gran parte de la personalidad de Susana si sentía; recuerdo que sentía tristeza, depresión, me sentia decepcionada y con ganas de morir por él simple hecho de que él vivir se me hacia más difícil debido a los demonios que jugaban conmigo en las sombras de los pocos recuerdos que tenía.

¿Ahora? Ahora ni siquiera siento tristeza, no siento nada. Solamente, unos fuertes y profundos deseos de acabar con todo y con todos, incluyendo a la dueña de este cuerpo mundano: Susana.

Simplemente por ser ella, quien decidió un día seguir adelante desterrándome a las profundidades de su mente y encarcelando conmigo todos los sentimientos que componían mi existencia para ese momento. Y es que ella, al igual que todos me fallaron, ella por elegir a esas personas que llama "mejores amigos" y ellos, por alejarla de mí.

Todos son culpables de lo que soy, de lo que me he convertido.

Por eso pase años hundiéndome en la penumbra planeando este momento durante mucho tiempo, por eso me consumí hasta convertirme en algo más bajo y más vil que un asqueroso asesino en serie, soy peor que eso. Por eso ahora siento solamente odio; odio y fuerza para llevar a cabo los planes que tengo para cada una de las personas que rodean a Susana. Yo traeré él infierno a la tierra y luego de consumirlos, dejaré que ella contemple con sus propios ojos él acto tan grotesco que fue perpetuado con sus manos. Para esos días ella buscara la muerte, pero no la hallará, la muerte huirá de ella porque no la dejaré morir, no hasta que dañe tanto su piel que no encuentre forma humana en su anatomía. Luego de hacerla sufrir..  sí, me suicidaré, pero no sin antes ver, como corre la sangre mediante el sufrimiento de la chica que un día me creó.

Por eso se qué, ya no tengo espíritu, simplemente no tengo corazón.

Quizás alma, a lo mejor eso si tengo pero, debido a las perversidades que he maquinado en la obscuridad se encuentra más que condenada por los homicidios que aún no he llevado a cabo porque, si he de ser condenada por la eternidad cuando llegue él final perpetuo de mis días, sufriendo el dolor del fuego y los gusanos traspasando mi piel, tengan por seguro que me llevaré conmigo a los culpables de mi naturaleza pecaminosa y perversa, aunque ya para ese momento la culpable principal llevara mucho tiempo pudriéndose en su tumba.