Escrito en las estrellas.

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La noche caía, como el agua en una cascada, en un bosque alejado de todo aquello que el hombre había destruido con grandes edificios y numerosas casas...

La brisa fresca que cae como rocío cuando las estrellas empiezan a aparecer en el oscuro azulado cielo, los animales diurnos se refugiaban de la noche en sus madrigueras dando paso aquellos que disfrutaban de la oscuridad. En el centro del bosque una brillante luz iluminaba el espacio que dos enamorados ocupaban solo con el sonido de los violines de pequeños grillos que se encargaban de ambientar la fresca noche.

Un soldado y una espía, ambos alguna vez vengadores habían disfrutando de una pequeña cabaña que les había servido de refugio, y ahora les servía de hogar.

Steven Rogers y Natasha Romanoff de noble corazón y buenos sentimientos se habían dado cuenta de cuanto se amaban, una tarde en la que el destino les dio una vuelta a sus vidas, se dieron cuenta de cuanto se completaban, de cuanto se necesitaban el uno al otro. El cielo siempre lo supo, las estrellas lo pronosticaron, la vida se los concedió.

Aquella nublada tarde, se encontraban huyendo del gobierno que tiempo atrás había dado la orden de captura ,contra aquellos que un día protegieron y cuidaron su nación.

Ella herida y el destruido por dentro, es verdad que se conocían desde hace tiempo, pero ambos se complementarón de toda la vida.
Ella llegó primero a aquel lugar se adentro y pudo ver como la lluvia que había sido retenida por las grises nubes se dejaba caer, como rayos de sol en verano. Las lágrimas se acumularon en sus ojos recordando a aquel Americano que había podido romper las paredes de hierro que alguna vez la KGB había creado al convertirla en una máquina de matar, y así mismo las había destruido al enamorarse de alguien que no era ella.

Él llegó después casi muriendo de tristeza, de impotencia, dolor, y mucho resentimiento contra él, habían pasado ya un año y ella no se había dejado encontrar, el gobierno lo perseguía luego de ser el símbolo de este, sus amigos estaban a salvó pero lejos de él, su casi hermano congelado, estaba solo, y eso lo mataba por dentro.

Dejo escapar a la mujer que amaba y la había traicionado yendose por sus principios, y con otra a quien solo le tenía agradecimiento. Una absurda pelea y un beso le habían jodido los planes. Recordaba como ella le había ayudado a escapar, condenandose a ser fugitiva sin embargo él le había pagado de la peor forma. Se odiaba por ser tan imbécil y desde que liberó a sus amigos de aquel infierno llamado prisión, en donde los habían encerrado por culpa suya, se dispuso en buscar a la mujer que le quitaba el sueño desde ya hace 7 años que la vio, por primera vez en aquel Helicarrier antes de pelear contra el loco hermano de Thor, lo confirmo cuando en aquellas escaleras eléctricas compartieron un beso, el cual, él atesoraba en su baúl de recuerdos más preciados, se sentía atrapado y entre más avanzaba la misión de encontrar a su casi hermano, más se metía la pelirroja en su mente y en su bomba de vida, la cual había estallado cuando se dio cuenta que el amigo verde y su muñeca de porcelana rusa, habían desarrollado sentimientos, se sentía perdido pero ni aún así había conseguido decirle cuanto amaba su sonrisa, su belleza, de cuanto la amaba por ser ella. Le partió el corazón cuando le vio en una noche oscura, en una noche sin luna llorando por el imbécil que la había dejado con el corazón roto, la acompaño en sus noches de desvelo, cuando sus pesadillas la atormentaban, le seco las lágrimas, estuvo ahí con ella, la vida le concedió una segunda oportunidad y como idiota la había dejado ir de nuevo al dividir al equipo, ella se había sacrificado por él pero la había dejado marchar. Las gotas caían en su rubio cabello, deslizándose por su rostro,recorriendo sus mejillas y terminando en sus rosados labios, ahora pálidos por el frío y la fiebre que le acompañaba.

Se rindió ante todo; cayó de rodillas y se golpeaba el pecho por el dolor que su corazón causaba, por los recuerdos que su cerebro transmitía, gritó de impotencia por su idiotez, grito porque le dolía no verla, grito porque sentía que moriría sin ver su bello rostro de porcelana.

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