Pequeños niños ayer, hoy adultos

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Narra Castiel.

La luz comenzaba a molestarme y el dolor de cabeza se hacia cada vez mas insoportable... Esta era una de las razones por las que me planteaba dos veces el beber licor... Ayudaba mucho a olvidar los malos ratos pero una vez se iba su efecto todo caía sobre ti de nuevo y además se le sumaba este horrible dolor.

Intente moverme pero entonces sentí un peso en mi hombro, me moví lentamente hasta encontrarme con Ana, ella estaba recostada en el sofá sobre una almohada, no parecía cómoda sin embargo había dejado sus piernas de forma que yo pudiera usarlas como almohada...

La observe por unos segundos, se veía tan linda y adorable, dormía pacíficamente a pesar de todo, estaba despeinada y respiraba lentamente. Su mano descansaba ahora sobre mi pecho, pude notar las heridas que tenia entre sus dedos... Realmente se había lastimado. La mire una vez mas y los recuerdos de la noche pasada llegaron a mi mente...

Oh demonios que había hecho... ¡Le había dicho que la quería! No solo eso ¡La había besado no una si no dos veces! ¿Pero como pude ser tan tonto? ¿Pero en que demonios pensaba?...

- Buenos días - La voz de Lys me trajo de regreso a la realidad. - Te ayudare, se nota que tuvieron una noche agitada- Sentí el calor acumularse en lo mis mejillas al percatarme del doble sentido... Lo estaba haciendo a propósito.

Lysandro tomo con cuidado el brazo de Ana y lo levanto para que yo pudiera levantarme y entre los dos la recostamos en el sofá. Ella no tenia el sueño tan pesado, es mas la había visto durmiendo con su navaja en varias ocasiones... Estaba agotada aunque aparentara que no.

- Toma te ayudara con tu resaca - Dijo dándome una pastilla y una vaso de jugo de naranja.

- Gracias... ¿Ya desayunaste? - Pregunte y él asintió con la cabeza, mi estomago rugió por lo que me dispuse a cocinar para todos.

- ¿Entonces bebieron mucho anoche? - Pregunto con una sonrisa...

- Ana no, ella no toma pero yo no pare hasta dormirme - Dije y el asintió. Sabia lo que trataba de hacer.

- Ana no podía dormir, pobre seguro los golpes en su cuerpo le molestaban - Dijo mirándola - ¿Como fue que se durmio así? Cuando baje en la madrugada se despertó y le ofrecí una almohada - Dijo esta vez mirándome a mi.

- No lo se, solo recuerdo ofrecerle una cerveza - Dije, mientras menos supiera mejor...

- Que extraño ¿No? Eres bastante resistente al licor, generalmente recuerdas todo - Dijo con una sonrisa burlón.

La Chica De Ojos Azules (CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora