Capitulo 1

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El tiempo pasa volando, sin que uno se de cuenta, ya han pasado dos semanas desde que Chimuelo y yo peleamos contra la muerte azul. Estuve inconsciente toda una semana y al despertar casi me llevo el susto de mi vida, dragones y vikingos viviendo juntos quienes lo dirían eso no es muy común pero desde lo pasó con aquél Dragón todos me escuchan y tratan diferente, dicen que soy su salvador y incluso mi padre ya no me trata de menos al parecer ya no soy una decepción para el. Lo que me sorprende de verdad aunque yo se que esto no estaría pasando si nunca hubiera conocido a Chimuelo.

Todos son falsos yo lo se, mi único amigo es Chimuelo, es el único que no es falso y por eso lo aprecio más de lo que podría decir. Como dije estuve una semana inconsciente y con el día de hoy ya llevó una semana y un día desde que desperté ahora mismo me encuentro en la herrería junto con Chimuelo revisando la silla, durante uno de los vuelos la silla se había movido justo en un mal movimiento y casi había provocado que ambos se estrellaran por el desajuste de equilibrio.

-Creó que ya encontré el problema amigo, uno de los tornillos que lo mantiene firme en está parte de la silla para mantener el equilibrio se ha salido, hay que buscar un repuesto - me aleje un momento de Chimuelo para buscar un tornillo para poder reemplazar el que se salió, mientras que buscaba el tornillo faltante no me di cuenta de que alguien había entrado a la herrería si no fuera por qué Chimuelo gruño, nunca me hubiera dado cuenta - ¿que pasa amigo? ¿por qué gruñes?

Entendí el porqué cuando vi a Astrid parada de brazos cruzados molesta. No muy lejos de ambos.

-Hipo creó que Chimuelo me odia - declaró acercándose a mí lado - ya que cada vez que me ve, me gruñe y cuando lo quiero tocar se aleja - para demostrar su Punto, se acercó a chimuelo e intento acariciarlo. Chimuelo se agachó evitando el contacto - ¡ves!

Decidí ignorar eso.

-¿Astrid que haces aquí?

-Vine a verte, ya no vas a la arena de entrenamiento y nos preguntamos cuando vendrías

-Estoy ocupado, además pueden entrenar ustedes sólos no me necesitan a mi

-Cierto, pero te olvidas de algo

-¿Así? ¿y que es? -la verdad no le estaba a prestando mucha atención que digamos, yo ya conozco sus verdaderas intenciones, desde lo que pasó con la muerte Roja me ha tratado diferente al igual que los demás.

-Que nosotros ya no entrenamos para matar dragones, por lo cual queremos aprender a...

-Entrenarlos - la interrumpí - ustedes quieren entrenarlos

-Si así es, tu eres el único que nos puede enseñar a hacerlo

-Entrenar a un dragón no es un juego y para poder hacerlo debes dejar de ser un vikingo

-¿Y eso por qué?

-Eso es muy necesario aunque no lo parezca hasta que no dejen de ser lo yo no pienso entrenarlos a ninguno de vosotros

-Pero Hipo nosotros hemos aceptado a los dragones

-Eso no cambia el echó de que siguen siendo vikingos

-¿Entonces nosotros que podemos hacer para que nos aceptes?

-Yo no soy quien les tiene que dar mi aprobación

-¿Entonces quien es?

-Los dragones ellos deben aceptarlos a vosotros y ustedes a ellos, si ellos no los aceptan entonces yo no puedo hacer nada

-Que hay de Tormenta ella deja que me acerque, me deja montarla

-Eso es por qué yo se lo pedí para poder enfrentar a la muerte Roja, al igual que a los otros dragones

-¡No lo creó! - exclamó enojada, está Astrid siempre obstinada - no creó que tengas razón

-Bien, quieres que te lo demuestre para que me creas

-Por supuesto y si ella me deja montarla nos enseñarás a como entrenar los a los chicos y a mi

-Como quieras pero si no se dejá montar me dejarán de insistir

-¡Echó!

-Vamos Chimuelo - le hice una seña a Chimuelo para que me siguiera de inmediato se puso a mi lado, Astrid intentó ponerse a mi lado y tomar mi manó estuve a punto de rechazarla pero Chimuelo se dio cuenta de sus intenciones y la apartó poniéndose en medió alejando la de mi lado, Astrid gruño enojada y yo lo único que hice fue sonreír y acariciar la cabeza de Chimuelo agradeciéndole por lo que hizo, ésto ya se ha vuelto una costumbre siempre que se acerca demasiado Chimuelo gruñe y la aleja de mi como si no quisiera que me tocará o algo más, ahora que lo pienso Chimuelo a empezado a ser asi después de que desperté y Astrid me besó en contra de mi voluntad, íba tán concentrado o mejor dicho en mi mundo que no me había dado cuenta que ya habíamos llegado, si no fuera por qué chimuelo me empujó un poco con su cabeza -bien, vamos a por los dragones y los chicos

-Ya verás Hipo, que yo tengo razón

-Ya lo veremos - entré a la arena de entrenamiento junto con Chimuelo y Astrid, adentro ya nos estaban esperando los chicos junto con los dragones -Tormenta, Diente Púa, Gorgontua y Draks y Bercs (si están mal los nombres díganme por favor ) vengan aquí un momento y Astrid ve con los chicos - Astrid se fué dejándome sólo con los dragones, todos me miraban atentos a lo que hacía yo sólo miré a chimuelo y sonreí - hola muchachos y chicas, vengo a decirles que ya no es necesario que sigan las órdenes de mis amigos son libres de seguir a quienes ustedes quieran a partir de ahora - todos y cada uno de los dragones alzaron sus alas al aire felices de ya poder ser libres-bien chicos - ya me la atención de los demás y con un movimiento de manó les indique que se acercarán, ninguno perdió tiempo y se a cercaron corriendo - bien Astrid te gustaría ser la primera

-No, deja que lo haga yo primero Hipo, les demostraré que Patán puede conquistar a cualquier dragón sin ayuda de nadie

-Estás seguro Patán no olvides que Diente Púa es un Pesadilla monstruosa

-Yo no le tengo miedo, ya verás que lo dominaré al instante Hipo así que no te preocupes - patán se empezó ha cercar a Diente Púa como si nada pero desde aquí se notaba que Diente Púa no estaba nada contento con su acercamiento.

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