Capítulo siete

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Jesús y Aaron

-Aaron... - Intenté buscar las palabras cuando nos sentamos en su enorme sofá.- Yo... ¿por qué no me lo dijiste antes?-

-¿El qué?- Preguntó algo frío y distante. Lo conocía poco pero ese tono no me gustó ni un pelo y me hizo sentir incómoda y muy mal conmigo misma.

-Ya lo sabes, que eres nieto de Carmen.- Mi tono se congeló. Lo miré de reojo mientras simulaba que mi vista estaba puesta a mis manos. Él me miró desde su sitio en el sofá. Yo me removí un poco para devolver la mirada.

-No se me paso por la cabeza al saber que Alex esta....en el cielo.- Tragué saliva. Todo en el se había relajado al instante, se notaba tanto en su postura como en su gesto más tranquilo.- Lo siento. Pensé que te acordabas y todo eso pero no querías hablar del tema porque te resultaba difícil o algo. Me he montado alguna película en mi mente y no quería recordarte el pasado.- Lo veía muy sincero y asentí, dándole a entender que lo entendía.

-Si es por eso, no te preocupes.- Mi mano se posicionó en su hombro inconscientemente.- Eso explica la confianza que te tengo tan temprano.-

-Claro, antes nos lo contábamos todo las pocas veces que nos veíamos. Ahora tenemos la misma confianza solo que ha pasado tres años. Has cambiado mucho.- Su boca se curvó dibujando una hermosa sonrisa. Pensé: "Y tú también, no te he reconocido en días."

Antes Aaron tenía algo de acné y me sacaba pocos centímetros de altura. Su voz algo más aniñada. Gafas que le tapaban algo de sus hermosos ojos y muchísima menos confianza en sí mismo. Parecía otra persona completamente diferente. Ahora su piel era perfecta. Se podía apreciar que podía llegar al 1'80 cm de sobra. Tenía la voz cambiada, ya no hay un marco en su mirada y estaba seguro de cada paso que hacía. Era impresionante el cambio.

-¿Por qué os fuisteis?- Esa cuestión me tuvo angustiada mucho tiempo.

-Problemas familiares.- Apartó la mirada, nervioso. Empezó a mover el pie de arriba a abajo, rápidamente.

-No te preocupes. Cuando estés preparado y tengas ganas, ya me contarás.- Afirmó con la cabeza y un chasquido.

-Creo que es hora de que te lleve a casa.- Se levantó y me tendió la bolsa de H&M que había estado en una esquina de la estancia.

-De acuerdo, ¿donde me lo puedo poner?-

-Sígueme.- Se dio la vuelta y me guió por su hogar.

Me llevó a su habitación de nuevo e inspeccione lo que había dentro de la bolsa. En su interior había una camiseta muy ancha negra con el estampado de Mickey Mouse y pantalones cortos militares. Me sonrojé al ver ropa interior, no me imaginaba a Aaron comprándome esto, pero era muy simple, nada de lencería o cosas para incomodarme y reírse de mí.

-No tenias porque...-

-Da igual, seria un delito no comprarlo.- Me sonrió e hice lo mismo.- Salgo para que te puedas cambiar, cualquier cosa avisa. Tus zapatos están en el baño.- Asentí y después desapareció por la puerta.

A la velocidad del rayo intercambie su suave prenda por la comodidad que me había proporcionado. Se sentía muy agradable, aunque eché de menos el olor que desprendía su ropa. Salí cuando estaba preparada y Aaron sonrió al verme. Tenía una gorra blanca pero se la quité de la cabeza y me la puse yo, sacándole la lengua.

-Te queda muy bien la gorra, te da un toque rebelde.- Me guiñó un ojo y le devolví el gesto.- Vamos.-

Se adelantó para guiarme por la lujosa casa hasta llegar afuera del edificio y encontrarnos en el parking con su lujoso coche que a cada momentos me gusta más. Nos adentramos y enciende el motor dando un suave ronroneo y se dirigió por las calles.

Between ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora