Capítulo nueve

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Un ambiente tenso

Nos quedamos un rato más pero no tardamos en volver a la impresionante casa de Aaron. Me sentía fuera de lugar ante tanto lujo y, más aún, si se trata de que todo esto es de mi amigo Aaron.

Allí comimos pastel que habíamos encontrado por los estantes de la nevera.

-Para mi sorpresa, esta bueno.- Mencioné mientras apartaba el plato vacío hacia delante, deslizándolo sobre la madera de la mesa.

-Tienes razón.- Mi padre no podía irradiar más felicidad y eso me hacía sonreír a mi también.

-Claro.- Aaron se veía un poco tenso mientras miraba a mi padre aunque este parecía no darse cuenta. O disimulaba muy bien.- ¿Samuel, me ayudas en la cocina?- Lo miré extrañada y mi padre automáticamente se tensó.

-Por supuesto.- Hice una mueca cuando se giró y empezó a andar con Aaron al lado y mostrando la secuela que le quedó en el accidente donde dos de las personas mas importantes de mi vida habían muerto.

Yo me quedé en la mesa mirándome los pies. Seguro que Aaron le ha dicho eso para hablar de algo, ¿pero de qué?. Finalmente decidí poner la oreja un poco. No se enteraran. No era una persona cotilla pero este caso es mi padre el afectado así que mi curiosidad se ha visto despertada de golpe.

Me acerqué despacio sin hacer ruido y me puse en la pared que separaba el salón de la gran cocina.

-¿Cuando se lo piensas decir?- Esa era la voz de Aaron. Irradiaba todos los sentimientos posibles, menos el de felicidad.

-Después de la graduación.- Mi padre tenía un toque de culpa en la voz pero no dejaba de ser firme.

-Ya ves que cada dia es mas poderosa. Mira cuando corría. Me ha parado sin siquiera darse cuenta ni hacer fuerza para eso.- Aaron estaba apoyado en la encimera cuando asomé un ojo. Los brazos los tenía cruzados mientras fruncía el ceño en dirección a mi padre. Me recordó a Alex cuando discutía con mi madre para ir a alguna fiesta. Él siempre fue muy bueno y, aun diciéndole que no,no se enfadaba. Pero esa posición le salía sola desde pequeño, la cual me parecía adorable.

-Lo se, pero de un día para otro no cambiará nada. Quiero que la graduación la pase como una chica normal.- Mi lío en la cabeza no podía ser más grande.

-Te doy hasta mañana, si no se lo diré yo. No puedo permitir que siga viviendo una mentira y sufra sin motivo.- Los dos conservaban su tono de voz bajo, sin embargo se podía apreciar la rabia. Antes de que pueda analizar esas palabras escuché pasos hacía a mí. Comencé a correr y me senté en la mesa en completo silencio, aún con las palabras de Aaron retumbando en mi cabeza.

-Cariño ¿volvemos ya?- Me preguntó mi padre.

-Vale... ¿pero cómo has venido? no puedes conducir.-

-Me trajo un amigo, pero nos lleva Aaron.- Y como por arte de magia, este apareció por el umbral de la puerta de la cocina con el semblante un poco serio.

-Ah, pues como quieras.-

-¿Aaron nos llevas?- Mi padre le preguntó con una ceja alzada. Noté que había cierta tensión entre ellos.

-Claro.-

Me levanté y les seguí hasta el coche de cuyo chico seguía siendo un misterio para mi. Aaron se dirigió hacia el asiento el copiloto y me miró.

-Sube.- Me dijo después de abrir la puerta. Me sorprendió la dureza que transmitia su voz y él pareció darse cuenta ya que lo intentó arreglar.- Por favor.-

Between ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora