Capítulo seis

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Las visitas de Carmen

Empecé a chillar cual loca y cogí la mano de mi amigo con una fuerza increíble. Solo me limitaba a gritar como una posesa por el diablo. Me encontraba en la caída libre. Mi estómago se estaba apretando junto con unas cosquillas que me hicieron cerrar los ojos un pequeño momento. Mi corazón bombeaba desbocado una y otra vez dentro de mis costillas. Escuchaba la risa descontrolada de Aaron que a veces la acompañaba su mirada hacia mi para reír con más fuerza. El muy maldito se divertía a mi costa.

Cuando paró, estaba algo mareada. Él me sujetó para que el suelo y yo no nos abrazáramos.

-Gracias.- Me aguanté un segundo más y al recuperarme empecé a dar saltitos.- Me ha encantado, ¡Hay que repetir!- Aaron me miraba como si fuera la mayor loca que se le ha cruzado.

-¿Tu estas mal de la cabeza? Pero si casi te da un paro cardiaco.- Se mofó.- Vamos a beber algo, anda.- Empezó a caminar a una parada de algodón dulce y manzanas de caramelo.

-Ja ja, que gracioso eres.- Me miró divertido.- En verdad solo gritaba porque tu cara asusta bastante.- Levantó una ceja y yo me aguanté la risa. Finalmente le di un leve puñetazo en el hombro, sonriéndole.

-¿Que quieres?- Señaló la comida que estaba dentro del aparador.

-Algodón de azúcar estaría bien.- Él llamó la atención de la señora que estaba vendiendo y siento que alguien me coge del hombro y me gira.

Mi músculos se tensan al ver delante mio a Olivia. No tenía rastros de violencia en la cara o los puños apretados, pero con solo su presencia me estremeció de arriba a abajo.

-¿Qué haces aquí?- Su voz, sorprendentemente, era amable.

-¿Qué quieres?- Le pregunté sin rodeos.

-He estado pensando en lo que me dijiste.- Sus ojos estaban en contacto con los míos.- Lo siento, por todo.-

No me podía creer que Olivia me dijese esto. En mi cabeza las palabras se mezclaban y algunas partes parecían borrosas. Algunos puntitos negros no me permitían ver bien pero no me importó.

-¿De verdad?- Afirmó con la cabeza.- No sé qué decir...-

-¿Qué pasa?- Aaron se giró con mi manjar, una coca-cola y una manzana de caramelo.

-Hola, soy una compañera de... Ariel.- No acababa de encajar nada en mi cerebro. Me dio muy mala espina esta situación tan repentina.- Bueno ya me voy, solo te quería decir eso y ha dado la casualidad de que te he visto. En fin, adiós.- Olivia se giró y se fue en dirección a la zona de agua del parque de atracciones.

-¿Que ha pasado? ¿Estas bien?- Aaron me interrogó. Yo aun seguía confundida.

-No lo se ni yo.- Me tendió el algodón de azúcar y empecé a devorarlo mientras mirábamos las diferentes máquinas para subirnos.

Al acabar de comer, decidimos ir a las tazas giratorias pero mi visión se tornó borrosa a la vez que el mundo me daba vueltas y, antes de poder llamar a Aaron, caí al suelo mientras la oscuridad me envolvía.

***

Desperté en una cama desconocida pero con fragancia a menta... olía a Aaron. Aparté las sábanas con cuidado y solo llevaba una camiseta enorme que supongo que era de él. Me dolía la cabeza increíblemente fuerte, tanto que no lo podía soportar. El sitio seguía siendo completamente anónimo para mi.

-¿Aar...?- La puerta no me dejó terminar. Aaron entro en la habitación sin apartar la mirada de mi y se sentó en la cama.

-Has despertado...- Susurró.

Between ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora