Wonderland [TaeDo]

II - Madriguera

Llegó más temprano al instituto sólo para verlo, estaba seguro que Doyoung siempre llegaba antes que Ten y él, por lo que ese día le dijo a Ten que necesitaba llegar antes así que se iría con Johnny, que podían volver a casa juntos después de las actividades de NCT. Ten aceptó y Taeyong pensó que había hecho todo bien, el menor no debía saber que ahora frecuentaba a su compañero de salón que siempre traía algo de conejo con él. No quería preocuparlo y, en el fondo, disfrutaba eso de verse a escondidas. Johnny siempre llegaba muy temprano y era porque era uno de los encargados de la radio, solía entrar en ese lugar y no sólo poner música, sino dar los anuncios del día. TY aprovechó esto para quedarse solo y buscar al conejo, por alguna razón no lo encontró en el salón de clases ni en el de música, ¿la azotea? Quizás ahí podría estar, pero no tenía la llave si es que se encontraba ahí.

Salió del antiguo salón que albergaba el piano y escuchó una voz conocida, pero era imposible, porque se supone que él salía más tarde de casa. Buscó con la mirada el posible salón del que se escuchaban esas voces, al fondo del pasillo había un baño y a paso lento se acercó, cuidadoso por no hacer ruido, mirando a su alrededor para asegurarse que no había nadie más que él, ¿por qué? No estaba seguro.

-¡Lo prometiste! No puedo creer que confié en ti... -¿Esa era la voz de Ten?

-No le he dicho nada, no te preocupes. –Una pausa extraña, en la que Taeyong se debatió si intentar mirar o no. Esa era... la voz de Doyoung.- Sabes que no lo busqué...

-¡No te acerques, es mío! O le diré que...

Un extraño sonido muy fuerte hizo que todas las dudas del mayor se disiparan y se asomó por el límite de la pared y el espacio de la puerta, no había sido un golpe, no era una pelea, era algo peor. Una punzada en el estómago y en el pecho le hicieron tambalear, pero no perdió el equilibrio, se quedó quieto observando la escena. Ten acorralado contra el espejo del baño, Doyoung devorando su boca y Taeyong con el corazón en la mano. ¿Qué ocurría entre ellos? Se mantuvieron así por unos segundos que se hicieron eternos, donde el único sonido era el de sus labios y su respiración agitada, el mayor reprimió todo lo que pudo su impulso de correr.

-No le dirás nada, que fuimos amigos... ni sobre nuestro trato. –Los labios de Doyoung bajaban por el cuello de Ten repartiendo besos entre gruñidos, se escuchaba tan exigente, tan dominante que una corriente eléctrica recorrió la espalda de Taeyong y su mente creo que una buena imagen mental donde él era Ten.

Esa sola imagen desestabilizó al mayor, el cual volvió a pegar su espalda a la pared a un lado de la puerta, tapó su boca con ambas manos ahogando el sonido que luchó por salir sin éxito, sus ojos se encontraban puestos en la ventana, pero no era lo que realmente veía. Un sonido insistente llegó a sus oídos acompañados de suaves gemidos, sabía lo que estaba pasando... y se sintió tan extraño. Bajó su mirada al suelo y notó lo animada que estaba su entrepierna, una semi erección y su temperatura subiendo por escucharlos coger, que vergüenza. De inmediato salió corriendo, ¿por qué Ten no le había dicho que antes eran amigos? ¿Qué había sido esa conversación y por qué tenían encuentros sexuales? Jamás lo imagino, sobre todo porque Ten no se veía como ese tipo de persona que tenía encuentros casuales.

-¡TY, escúchame!

La voz de Taeil lo sacó de sus pensamientos, el recuerdo de la situación íntima lo había mantenido toda la tarde ocupado, perdido entre los gemidos que había logrado escuchar. Sus ojos lo traicionaron y observó a Ten al otro lado de la sala de ensayo, actuaba como si nada hubiera pasado, incluso bailaba con normalidad, ¿qué tan acostumbrado estaba a eso? Por culpa de todo esto no había podido concentrarse en nada, ni en clases, ni en los ensayos de NCT y llevaba todo el día escapando de Doyoung. No sabía si era por la imagen mental de ambos o por haber visto a su amigo y al conejo juntos, pero no quería verlo. Con sólo notar los cabellos naranjos a lo lejos su pecho se apretaba y huía como un cobarde, suspiró resignado, era el líder, no podía seguir así.