↟ E I G H T ↟

1.5K 244 304
                                    


20/04/017

podría jurar que en cualquier momento saldría corriendo de ese salón. sólo llevaba media hora de clase, y ya estaba harto.

se estaba quedando casi dormido en la palma de su mano, de vez en cuando su compañero de mesa le tocaba el brazo para poder llamar su atención y que no se durmiera, cosa que en parte le molestaba un poco, porque quería dormir, y él no era nadie para impedirle aquello.

miraba a la ventana, cualquier cosa ahí afuera era más interesante que atender a la clase.

todo andaba bien, brendon no lo molestaba, josh sólo hacía el intento de mantenerlo despierto, hasta que algo le llegó a la mente.

no sabía por qué tenía tantas ganas de comer kiwi en ese momento. tenía hambre, pero podía esperar al almuerzo.

tal vez.

definitivamente no podía esperar.

mordió sus uñas con frustración, tenía que esperar otra media hora para poder salir y comprar kiwi en la tienda que quedaba a algunos minutos de la universidad.

¿por qué simplemente no podía esperar a llegar a su casa?

se levantó de su asiento para ir hasta el escritorio de su profesora, sería extraño gritar desde su asiento que quería ir a comprar kiwi.

"uhm... ¿puedo salir un momento?"

lo miró un momento, esperando a que siguiera hablando.

"necesito comprar algo... en la tienda, rápido"

"¿qué cosa?"

se rascó la nuca un poco nervioso, inflando sus mejillas.

"algo"

la mirada divertida de su profesora sobre él lo ponía más nervioso, la miró de reojo, cambiando la vista rápidamente a otra parte.

"es que me siento mal y... un kiwi me vendría bien"

"¿en serio?"

"sí... me duele la cabeza... y estoy mareado"

"¿quieres que le diga a brendon que vaya contigo?"

alzó las cejas y negó rápidamente.

"puedo ir solo"

"¿seguro? estás mareado, podría pasarte algo en el camino"

"no, en serio, puedo ir solo" insistió.

"está bien, ve. pero no tardes demasiado"

casi al instante salió del salón, había sido una muy incómoda conversación, pero al menos había conseguido lo que quería.

comenzó a caminar con tranquilidad, intentando dejar su mente en blanco, no quería pensar en nada; sin embargo, se le hacía imposible.

no recordaba cuándo fue que comenzó a sentirse tan mal, pero según los resultados y todas las pruebas que le hicieron en el hospital sólo tenía una semana -una semana con tres días, para ser más exactos- de embarazo. no podía imaginarse a sí mismo con una panza, de tan sólo pensarlo se le ponía la piel de gallina.

oopsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora