Despiertas, mueves la cabeza de un lado al otro buscando algo que sabes que no encontrarás, en su lugar queda un horrible olor a humo de cigarrillos y humedad. Te levantas de la cama te miras por un instante en el espejo del tocador, notas que te estás volviendo más viejo, las canas en la barba y las arrugas de tu cara cada día parecen que son más. Te diriges a la cocina, abres la nevera y solo encuentras unas cuantas frutas podridas y dos envases de cerveza vacios. Sierras la nevera y caminas con dirección a la sala, te cientas en tu sillón favorito, tomas la caja de cigarrillos que esta en la mesa del costado y al mismo tiempo el control de la televisión. Prendes la televisión, pero en realidad no quieres ver nada en espesifico, solo piensas que un ruido que no sea emitido por ti puede relájate. Prender el cigarrillo que tenías en tu mano, levantas la cabeza y sierras los ojos por un instante, sin pensar te has vuelto a dormir. Cuando nuevamente tomas conciencia, aquel cigarrillo se a terminado, tirando todas las cenizas sobre el suelo, miras al viejo reloj de pared - 11:30 AM, "es tarde" - piensas, apagas la televisión te pones las ropa menos sucia que tienes y sales en busca de comida. Ya fuera de tu departamento ves a tus vecinas chismosas que te miran como un animal extraño, no les prestas atención y caminas en dirección al mercado. Compras comida con el poco dinero que tienes, unos panes y unos cuántos huevos que bien pueden durarte a lo mucho dos días. Sales del mercado y caminas de regreso a tu apartamento. Te pones a recordar y notas como el mundo a cambiado, recuerdas cuándo eras niños y querías ser doctor, recuerdas a aquella hermosa chica que conociste en la preparatoria y que poco tiempo después tuvieron un hija, (las lágrimas brotan de tu rostro pero sigues recordando). Piensas en lo mucho que querias a ambas, lo mucho que trabajas para que no les faltara nada. viene a mente escenas en las cuales llegabas de madrugada y ambas te esperaban dormidas en la sala, las cubrías con una cobija, les dabas un beso en la frente y te recostadas en el sillón de a lado para no despertarlas. El sonido de la sirena de una ambulancia te hace volver a la realidad, continuas caminando y tomas la decisión de acabar con tu miserable vida, asi que das media vuelta y fijas un nuevo destino que probablemente sea el último. Por un momento dudas en terminar tu vida, siempre has sido débil, indeciso y miedoso, pero recuerdas aquella ocasión en la que perdiste lo que más amabas y continuas tu camino, aunque todo tu cuerpo tiembla. Llegas a tu destino, es un puente sobre unas vías, sabes que si la caída no te mata el tren lo hará. Subes lentamente la malla de seguridad del puente, llegas hasta un hueco de dicha maya, lo atraviesas y te pones de pie justo en lo más alto. Respiras profundo, sierras los ojos. Un flashback te lleva justo a la escena en la cual tu vida cambio. Recuerdas a tu esposa y a tu hija tiradas en el piso, sangrando, intentas acercarte a ellas pero no puedes, gritas, pero la ayuda no llega, ves al tipo que arruino tu vida, sabés que lo has visto en algún otro lugar pero la obscuridad no deja que aprecies bien su rostro, cuando por fin logras visualizar su cara, un profundo terror te invade. Le reclamas desconsernado, intentas golpearlo, asesinarlo, pero sigues sin poder moverte, el hombre se hacerca te mira de frente y te apunta con su arma. A lo lejos se escucha la sirena de una patrulla, el hombre intenta huir, pero con toda la fuerza que te queda logras sujetarlo de una pierna, el te dispara en la espalda y huye. Poco a poco comienzas a perder la conciencia, las única palabra que logras decir antes de desmayarte es el nombre de la persona que acabó con lo que más amabas - " R i car do"-. Despiertas en el hospital, tus padres estan con tigo, intentan decirte que las personas que amas estan muertas, pero eso ya lo sabes, te preguntan si logras te reconocer al culpable afirmas con la cabeza, les dices el nombre, se sorprenden tanto como tu lo hiciste en su momento. Después de de ese día tu tiempo de muerto en vida comienza, no quieres hablas con nadie ni comer, las personas de tu entorno te miran con lastimas. Recuerdas el día del juicio en aquél tribunal y la mirada de ese bastardo, intentas acercarte para golpearlo, pero la silla de ruedas que utilizas no te lo permite, contestas las preguntas del abogado. Finalmente el culpable queda libre, por falta de pruebas dicen, tu declaración se invalida, ya que según ellos eres inestable mentalmente, dicen que el trauma y los golpes en la cabeza hacen que tu testimonio sea poco confiable. Recuerdas la sonrisa victoriosa del aquel bastardo mientras se le retiran las esposas. La familia de la mujer que amabas deja de dirigirte la palabra, con justa razón piensas, acabas de culpar de asesinato a su hermano menor. Levantas la mirada solo para ver al cielo, suspiras y te dejas caer esperando volver a ver la mirada de tu hija.
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Revolución Lectora
De TodoEn este libro habrá una recopilación de textos cortos sobre diversos temas ( también puede incluir algunas buenas frases entre otras cosas)