A lo largo de mi vida (que no es taaan larga), me he preguntado muchas veces "¿por qué los hombres tienen esa manía compulsiva de mentir y poner ganchos?" Todavía no sé la respuesta, pero hoy me rompieron el corazón una vez más.
Los que me conocen un poquito, saben que no es fácil que yo reconozca sentir algo por alguna persona, y es que no soy enamoradiza, no soy de ese tipo de persona que cree en el amor a primera vista. Yo creo que el secreto está en "dejarse domesticar", como lo plantea el zorro en su conversación con El Principito; el problema está, como bien advierte el zorro también, en que al dejarnos domesticar, corremos el riesgo de llorar un poco.
Pensé que estaba descubriendo a una persona super especial, con la que compartía desde los más excéntricos gustos musicales y literarios hasta esa manía idiota de compartir acertijos de lógica y matemáticas (sí, así de nerds los dos), alguien con quien podía sentirme yo misma, mostrar mis defectos y virtudes, mandarle una foto con una mascarilla para el acné y reírnos a carcajadas de mi cara. O tomar mate sentados en el pasto y contarle, con lágrimas en los ojos, lo difícil que es guardar heridas en el alma y perdonar.
Así, como plantean a los hombres perfectos, así como Gaspar con Clara... así...
Hoy me rompió el corazón, no sólo porque volvió con su ex novia, sino porque lleva meses de mentiras y mentiras que me hacen sentir una idiota. Y la peor parte de todo esto es que, como dice esa famosa frase, a pesar de ser el responsable de mis lágrimas, él es el único capaz de hacerme dejar de llorar.
Ya hice catarsis o intenté al menos...
