JUEGO PARA DOS
Edward POV
Luego de que Bella hubiese hecho su "salida triunfal" y me hubiese dejado como vulgarmente se dice: Con las bolas azules. Mis padres subieron a mi habitación para ver que me había sucedido, pero, por supuesto no les abrí la puerta ¿Qué les iba a decir? ¿Qué una niña con ansias de venganza por vaya-a-saber-qué-cosa le untó viagra a mi postre? Definitivamente no, y menos aún si el efecto de su toque secreto no había desaparecido aún. Así que tras varios minutos de insistencia fallida, ambos se marcharon.
Mentiría si negara que me había sentido completamente avergonzado por mi repentino enardecimiento mientras me encontraba en el comedor con mis padres y, peor aún, con los Swan. Sobre todo porque tenía a la hija del Sheriff a mi lado, lo cual hacia las cosas un poco más confusas ¿mi reacción era por ella o es que había algo mal en mi? Deseaba que se tratara de la primera opción. No podría concebir que hubiese lugar para la segunda opción, aunque… pensándolo bien, supongo que sí debía haber algo mal en mí al dejarla humillarme de esa manera en mi habitación. Podía soportar lo primero, más no esto último, ¡demonios! Hubiese preferido mil veces que me tomara una foto desnudo y la publicara en internet, pero no esto…
Pero esto no iba a quedarse así, sea como sea Bella iba a tener que hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. Sonreí malicioso. Y ya se me ocurría la forma en la cual lo haría. Bien Bella, a éste juego podemos jugarlo dos.
Llevaba dos años como vecino de los Swan y pues… mentiría si dijera que no sabía cómo meterme al cuarto de Bella sin que nadie se diera cuenta. Ya había pensado en ello antes, pero sólo como una fantasía oscura. Creo que ya era momento de llevar esas fantasías a la realidad.
Si mis cálculos no fallaban, papi Charlie ya se había acostado a dormir hace tiempo –y lo sabía porque precisamente, mi ventana daba a su habitación- él pocas veces se quedaba despierto pasadas la diez de la noche. Pues bien, ya daban casi las once.
Lo primero que tenía que hacer era salir de mi casa sin ser visto, lo cual era pan comido ya que mis padres se habían ido a dormir hacer rato. Tomé mis llaves y me fui a invadir la casa de los Swan.
Entrar al cuarto de Bella no fue excepcionalmente difícil –a excepción de mis varios intentos fallidos escalando el árbol que daba a su ventana, ¡No me culpen! La humedad no ayuda mucho a los actos de vandalismo.- la ventana del cuarto estaba cerrada, pero no con pasador así que tras halarla un poco hacia arriba cedió rápidamente. Entré y tras echar una ojeada me percaté de que, extrañamente, la dueña de la habitación no estaba por ningún lado.
Me asomé al pasillo sigilosamente. La luz encendida del baño que se percibía tras la puerta cerrada y el sonido de la ducha me indicaron que la pequeña arpía estaba tomando un baño. Sin duda verla salir del baño toda mojada y, espero que, con una diminuta toalla sería un espectáculo digno de ver. Deseaba que ocurriera un Deja vu y me viera bendecido con otra repentina caída de toalla.
Me acosté en la cama a la espera de que comenzara el espectáculo. Desde donde estaba me ocultaba la oscuridad, así que dudaba que ella me viera de buenas a primeras una vez que entrara a la habitación. El sonido de una puerta al cerrarse me indicó que pronto tendría en mi campo de visión a Bella, miré mi entrepierna y sonreí diciéndole: "Bien amigo, pronto tendrás tu recompensa tras tantas horas de tensión. No desesperes" lo palmeé.
Bella entró a la habitación envuelta en una toalla –para mi desgracia no tan pequeña como la de la vez anterior- y sin siquiera darse cuenta de mi presencia expectante, procedió a quitársela para secarse con ella. Estaba de espaldas a mí –un ángulo que ya conocía- mientras rebuscaba en su armario lo que supuse seria un pijama. Cuando se giró hacia donde me encontraba, supe que era mi momento de actuar, así que me levanté rápidamente de la cama. Ella al percatarse del movimiento tiró la ropa que tenía entre sus manos y cogió el paño para cubrirse con él.
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Paños Menores
FanfictionA Bella Swan siempre le gustó su guapo vecino Edward Cullen. Un día se lo encuentra en su habitación cuando ella estaba en paños menores, dando nacimiento a una serie de bromas entre ambos que te dejaran un degusto picante en la boca