Capítulo 5

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Tanto miedo

Capítulo V

Por Tita Calderón

La puerta de la habitación de Susana se cerró tras la entrada de la enfermera, dejándonos frente a frente a Candy y a mí, en medio del pasillo.

- Me voy – murmuró Candy encaminándose con rapidez hacia las escaleras.

Me quedé de piedra un par de segundos antes de reaccionar.

- Espera – intenté detenerla.

- No – esquivó mi agarre y empezó a bajar las escaleras lo más rápido que sus pies le permitieron.

La detuve en mitad de las escaleras. Mis brazos rodearon su cintura impidiendo que ella pudiera seguir avanzando.

Su pelo olía a flores, nunca lo había tenido tan cerca. Necesitaba percibir el olor de su piel, quería aprender de memoria a que olía.

- ¿Qué...qué haces?

- Sólo quédate así - dije susurrando en su oído, sintiendo como se estremecía en mis brazos.

- ¿No estabas enojado?

Sonreí al escuchar su pregunta con sabor a reclamo.

- Nunca contigo – le aclaré

- Ayer me pareció lo contrario – me reclamó cruzándose de brazos

- Solo estaba... – dudé un minuto antes de admitirlo - ...Celoso – solté el aire que había retenido en los pulmones al confesarle lo inconfesable.

- ¿Celoso?

- Si, celoso de ti, de Albert.

- Solo era un ejemplo...yo no...

- Lo sé – la interrumpí – Era solo que me dolió de solo imaginarlo – inspiré hondo – Pensar en Albert y tú...quería pegarme un tiro – acepté ya sin rencor teniéndola segura en mis brazos – Fui un idiota.

- Al menos lo reconoces – dijo suspirando.

- ¿Estoy perdonado?

- No te he escuchado pedir una disculpa.

- Lo siento,

- Lo pensaré – sonreí, sabía que ya estaba perdonado

- Vámonos de aquí – le sugerí, soltando su cintura y parándome a su lado

- Pero ¿no venías a verla? – dijo mirando hacia la puerta de Susana

- Vine por ti.

Sus ojos me miraron sin entender.

- Fui al hotel para arreglar las cosas pero ya te habías ido – le conté intentando fruncir el ceño para que supiera que estaba enojado – Por suerte el recepcionista dijo que le habías preguntado por el hospital. Y supe dónde encontrarte.

En ese momento vi las ojeras que tenía, ella tampoco había dormido.

- Tienes ojeras – me dijo mirándome detenidamente y haciéndose eco de mis pensamientos.

- Al igual que tú. – le dije sin dejar de mirarla.

Me gustaba verla así de cerca. Respirar su mismo aire. Amaba cada segundo con ella.

- No pude dormir – aceptó sonrojándose levemente

- Lo siento – me disculpé sinceramente – Soy un tarado – concedí a mi pesar.

- Lo sé – sonrió.

- Para tu consuelo yo tampoco pude dormir. – admití rozando su mejilla con mis dedos.

Ambos sonreímos y nos miramos sin decir nada más.

- Quédate conmigo para siempre. – le dije tomando su mano, tenía miedo de alejarme de ella.

- Eh... - parpadeó sin dejar de mirarme

- Cásate conmigo – no era una pregunta.

- ¿¿Qué??

- Sé que no es el momento, ni el lugar pero necesito saber que nada nos podrá separar.

Candy no dijo nada por unos segundos solo me miró tratando de buscar algo en mi rostro que le dijera que estaba bromeando.

- Debería tener un anillo – dije apenado – Lo siento – ella era la mujer de mi vida y le pedía matrimonio en medio de las escaleras del hospital. Sí que era un tarado - Pero mis intenciones son sinceras. – le dije mirándola con profundidad.

No era el lugar para pedirle matrimonio. ¿En que estaba pensando? Ella se merecía una propuesta de matrimonio de ensueño.

Miré con premura hacia la puerta de Susana, tenía miedo que se abriera y saliera la Sra. Malrow para detenerme, o que Susana se materializara a mi lado y me aferrara con grilletes. Sé que era una locura pero había visto de cerca los cambios de actitud de Susana. Y ahora que le había dicho a Candy mi propuesta, el miedo aumentó.

- Vámonos – le dije sin soltar su mano, mientras me destrozaba el cráneo pensando en las mil y una formas de pedirle matrimonio para que su respuesta fuera sí, mientras escondía mi paranoia bajo llaves dentro de mi mente.

Bajamos un par de escalones y ella se detuvo.

- Si – dijo sin más – Si quiero casarme contigo – corroboró con sus mejillas sonrojadas.

Por un minuto mi vida se detuvo.

Mi corazón se detuvo.

Mi sangre se detuvo.

Juro que vi hasta estrellas.

Sonreí y ella sonrió, no era el lugar para besarla, así que solamente me llevé su mano a los labios antes de arrastrarla fuera del hospital.

Tenía miedo que esta felicidad fuera solo momentánea.

Continuará...

Notas de la autora:

Y luego de leer sus reviews sobre el capítulo anterior aquí viene mi explicación: sé que a algunas chicas les resultó algo difícil de asimilar el cambio en Susana, pero es que ella nunca antes había visto el punto de vista de Terry, sé que ella es un ser egoísta que solo piensa en ella y en su desgracia, pero creo que viendo desde la perspectiva de Terry puede tocar su conciencia y dejar de ser un segundo egoísta. Aunque fuera momentáneo, recuerden que ella le dice a Terry luego del intento de suicidio, que vaya con Candy. Confiando en ese segundo de heroísmo escribí el capítulo anterior.

Y ahora tienen que contarme como les pareció este, aunque esto era algo que ya sabían que pasaría. Es el cliché de los clichés, jajajaja, pero igual quería escribirlo. Recuerden que me estoy curando el trauma.

Si me dejas un review seré muy feliz.

Tita


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