Parte 9

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Estaba nerviosa, muy nerviosa. Al otro día sería la presentación ante todos, pero esa tarde tendría que entregar el proyecto en escrito. La mañana era un poco fría; las nubes bloqueaban la luz del sol y el cielo parecía más gris de lo normal. En la oficina de Camila había poca luz porque le gustaba trabajar con la del sol, pero parecía que ese día tendría que encender las lámparas. En ese momento se disponía dar esa última corrección antes de presentarlo. Aunque lo había terminado hacía dos días, había decidido esperar un poco más pues quería alejar un poco su mente del tema para que su corrección fuera todo lo objetiva que se pudiera. Camila abrió el cajón del escritorio en el que había guardado su proyecto. Pero no estaba. Frunció el entrecejo. Muy seguramente lo había dejado en otro lado. Así que fue abriendo cajón por cajón, pero no estaba en ninguno.

Que extraño. Ella podría haber jurado que estaba en el primer cajón. Volvió a mirar allí teniendo cuidado de sacar objeto por objeto. No obstante no había nada.

Quizás sin querer lo había dejado dentro de alguno de los cajones del archivador. Así que caminó hacia él y los abrió todos para tratar de encontrarlo, pero su búsqueda fue infructuosa. ¿Dónde lo había dejado? Tal vez en casa. No, no podía ser. Ella nunca se llevaba las cosas del trabajo para la casa, y no podría haberse llevado por error algo tan grande. Tenía que estar en algún lugar de la oficina.

¿Dónde? Comenzó a buscar de nuevo en cada rincón, en cada espacio. Con cada segundo que pasaba se iban impacientando más y se iba preocupando. ¿Qué había pasado? ¿Por qué no estaba donde ella lo había dejado? El toque de la puerta interrumpió su actividad.

—Adelante —dijo la joven.

Enseguida entró una mujer a la que no conocía mucho, una chica del área de publicidad que se llamaba Lucy.

—¿Puedo pasar?

—Sí, claro. ¿En qué puedo ayudarte?

—Me temo que soy yo la que puede ayudarte —dijo la joven entrando en la oficina y sentándose en una de las sillas frente a Camila.

—No comprendo —dijo la joven morena.

—Que puedo ayudarte a quitarte la venda para que puedas ver el engaño del que fuiste víctima —dijo la joven.

—No sé a qué te refieres.

—A Lauren Jauregui. A la manera tan sucia en que ella te ha engañado para sacarte del camino y ganar en el proyecto de Miraland.

Camila frunció el entrecejo. ¿De qué hablaba esa mujer?

—Yo la verdad no entiendo nada.

La joven se levantó y comenzó a pasearse.

—Pues yo lo sé todo. Lauren te convirtió en su amante para sabotear tu participación en el proyecto.

—¿Qué? —preguntó Camila sorprendida—. Eso no puede ser verdad.

—Mira, te lo voy a explicar —dijo la mujer sentándose de nuevo—. Lauren es una mujer prepotente, orgullosa y muy soberbia. No le gusta la competencia, no le gusta que nadie la supere. En la primera reunión que hizo el señor Johnstone demostraste que tenías muy buenas ideas, así que sintió miedo y planeó algo para sacarte del camino: seducirte. Si todo salía bien estarías tan obnubilada como para olvidar tu proyecto y decaer en la calidad, pero a la pobre le salió el tiro por la culata porque no fue así, tú trabajaste muy duro en ello a pesar de que caíste en el juego de seducción.

Camila no podía creer lo que esa mujer le estaba diciendo. Seguramente estaba mintiendo. Su corazón comenzó a acelerarse mientras a sus ojos acudían unas inmensas ganas de llorar.

APASIONADA SOBERBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora