Parte 10

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—Camila —dijo Lauren entrando a la oficina de su amante después de tocar en varias ocasiones la puerta sin recibir respuesta—. Camila ¿estás aquí?

Era extraño. Nadie la había visto en toda la mañana y no la había ido a buscar a la hora del almuerzo como siempre hacía. Así que había sido ella quien había ido a buscarla, pero no la halló. Entró en la oficina.

Todo se veía extraño. Los adornos que habían reposado sobre el escritorio ya no estaban, sólo había sobre éste un libro. Lo tomó.

Era el proyecto de Miraland, el que debía entregar esa tarde. ¿Por qué lo dejaba allí a la vista de cualquiera que entrara? Aunque nunca se había dado un caso de robo de proyectos en HomeLight, era mejor no tentar al diablo. Decidió guardarlo en uno de los cajones y después decirle donde lo había puesto.

Su sorpresa fue mayúscula cuando el cajón que abrió estaba completamente vacío. No podía ser.

¿Acaso Camila había sido cambiada a otra oficina? Si así era ¿por qué el proyecto más importante había sido dejado sobre el escritorio con el mayor descuido?

Todo eso estaba muy extraño.

—Hola, queridita —dijo Lucy entrando en la oficina.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Lauren.

—Vine a darte la noticia del año: Camila renunció a su trabajo en HomeLight y se marchó.

¿Qué? ¿Camila?

—Eso no es posible.

—Claro que sí lo es. Si no me crees, ve y pregúntaselo a cualquiera de la oficina de personal.

No podía ser. Tenía que ser un error, había alguna confusión.

—La pobrecita salió de aquí destrozada —dijo Lucy—. Enterarse de la verdad fue muy difícil para ella.

—¿Verdad? ¿De qué verdad hablas?

—De la verdad, querida: que tú la sedujiste para entramparla y sacarla del proyecto de Miraland. Que tu plan inicial fue distraerla para que su trabajo no tuviera calidad y que al no poder obtenerlo le habías robado su proyecto.

Lauren no podía creer lo que escuchaba.

—Eso no es cierto.

—Claro que no es cierto, pero la muy estúpida se lo creyó todo.

Ahora Lauren entendió. Todo había sido una treta de Lucy para arruinar su relación con Camila. Pero no, no podía ser, Camila la amaba, eso le había dicho y ante todo el amor era confianza. Ella no podía haberle creído nada a ella sin hablar con ella primero.

—Trataste de engañarla, pero seguramente ella no te creería.

—¿En serio crees que no? La muy estúpida se tragó todo el cuento y hasta me recibió el consejo de renunciar a su trabajo ahora, antes de que la humillaras más.

—Eso no puede ser verdad —dijo Lauren comenzando a arder en furia.

—¿Sabes que la hizo creerme definitivamente? Ver su adorado proyecto en tu escritorio: la prueba irrefutable de que la habías engañado.

Lauren estaba confundida. Ella no había visto nunca antes el proyecto de Camila ¿Cómo podía éste estar en su escritorio?

—Estás loca Lucy, yo jamás he tenido ese proyecto en mi escritorio.

—Tú no pero yo sí. Esta mañana antes de que llegaran lo llevé y lo puse allí; ese sería el broche de oro de mi plan. Cuando la mustia lo vio comenzó a llorar desconsolada. Se nota que estaba realmente enamorada.

Llorar. Su Camila había llorado por culpa de los engaños de esta maldita bruja.

—No te vas a salir con la tuya. La voy a buscar y le voy a contar la verdad.

—No sé adónde porque le dije que se fuera lejos para que la distancia borrara el dolor que le habías causado.

Lauren tomó por los brazos a Lucy y la sacudió.

—¡Dime que estás mintiendo!

—No miento, es la verdad. Camila se largó y ya no la tendrás más. ¿Creías que podías burlarte de mí? Pues no. Busqué mi venganza y la encontré: te enamoraste de esa bruja y ahora tienes que pagar el

haberla perdido.

Lauren soltó a Lucy.

No. Ella no podía perder a Camila. No. ¿Qué sería de su vida sin ella? ¿Quién le diría que la amaba? ¿Quién la llenaría de alegría y sonrisas? ¿Quién la mimaría? ¿A quién iba a abrazar todas las noches, pegada a su pecho mientras se dormía después de hacer el amor con infinita pasión? ¿A quién iba a amar?

La amaba.

Con todas las fuerzas de su alma.

Se había enamorado de Camila y hasta ahora que la perdía se daba cuenta.

Por eso había cambiado, por eso ya las cosas que eran prioridad habían dejado de serlo, por eso ya no era la misma arrogante y soberbia de siempre: el amor de Camila, el amor por Camila la había cambiado, le había enseñado que en la vida hay mucho más que ser la mejor de todos o la más exitosa.

¿De qué servía tenerlo todo y ser la mejor si perdía lo realmente importante: el amor?

Eres una idiota, se dijo. ¿Cómo no te diste cuenta de que la amabas? ¿Cómo no te enteraste de que ese afán de estar con ella, de que esas ganas de tenerla contigo todo el tiempo es amor? ¿Cómo no te enteraste que tu cambio se debía al milagro que el amor de Camila había obrado en ti? La amas y eso te hace ser mejor ser humano, te hace ser dulce y tierna, te hace ser generosa y sentirte tan humilde como ella. No puedes perderla. Tienes que buscarla y hacer que vuelva contigo. Si ella te ama podrás aclarar las cosas. Tienes que buscarla.

Lauren salió de la oficina con pasos rápidos.

—¿Dónde vas? —preguntó Lucy.

—A buscarla.

—¿Adónde?

—Hasta el fin del mundo si es necesario y ten la certeza de que no regresaré hasta que la encuentre. Y en cuanto a ti, más te vale que no estés aquí cuando regrese porque te juro que no te alcanzará la vida para pagar lo que has hecho con Camila.

Lauren subió rápidamente a su oficina y escribió un correo para Mendes y para Johnstone. Luego salió de allí decidida a hallar a su amor.

No sabía dónde buscar a Camila, y encontrarla no sería tarea fácil pero debía hacerlo, tenía que hacerlo, su vida misma pendía de ello: si perdía el amor de su vida de nada le valía ser la mejor arquitecta, la más talentosa y la más exitosa. Si perdía a Camila no valía la pena nada, ni la arquitectura, ni los reconocimientos ni nada, porque una vida sin amor no valía nada.

APASIONADA SOBERBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora