El inicio del... ¿fin?

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Domingo, 03:17 PM
Día 2

Son las 3 de la tarde y apenas me voy despertando. Aún tengo una rara sensación después de los sucesos de la noche anterior.

—Mi cabeza... —tengo una migraña espantosa, siento que mis ojos van a saltar de sus órbitas en cualquier momento, todo me da vueltas y siento náuseas... me siento enfermo.

Pasados unos 20 minutos decido levantarme para así empezar mi rutina de domingo... jugar; no sin antes haberme tomado algo para para el dolor que me atormenta.

Prendo mi ordenador e inicio World of Tanks. Después de unas pocas partidas cierro el juego, hoy no es mi día, he perdido la mayoría de partidas y estoy teniendo​ un desempeño bastante malo.  

—Maldita sea... ¿Qué rayos puedo hacer? —digo esto frustrado.

Realmente no tengo ganas de jugar, de hecho, no quiero hacer nada.

Pero algo viene a mi mente.

—¡Ya sé! —ingreso a 4chan en /x/ e inicio un nuevo hilo

—Hey faggs! I saw the video, the "ringu" video... But, what the fuck is it?¹ —Publico esto con el .webm que había encontrado anteriormente.

No pasa mucho para cuando alguien me contesta —What! Are ya fucking serious? Dude, you're gonna die, y'know that?².

Este primer comentario no es muy alentador, pero alguien más contesta, está vez aclarando mi duda.

—The Ringu video is a work of thoughtography, is the claimed ability to "burn" images from one's mi...

Una llamada interrumpe mi lectura, está vez es mi celular el que suena. Es mi madre.

—¿Qué pasó ma'?

—¿Cómo que qué pasó? Ya están casi todos aquí, solo faltas tú y tu hermana. ¿A qué horas vas a llegar?

Mierda, lo olvidé por completo. Hoy festejan el cumpleaños de mi abuela y toda la familia estará reunida.

—Ok, perdón, ¡ya voy de salida! —Mentira, estoy quitándome la ropa para bañarme, no puedo ir en este estado.

—Bien, ¡pero apúrate cabrón! —parece que está enojada, algo que es comprensible.

Me baño lo más rápido que puedo y me cambio de ropa. Escogí algo formal, algo que no va para nada conmigo, yo soy más de jeans, una playera holgada y unos tenis cómodos, pero, esta es una ocasión especial, así que, no me queda de otra.

Voy saliendo de mi casa a toda prisa.

—Si me voy en metro no llegaré, pero un bus tampoco es opción...

Veo pasar un taxi enfrente mio.

—No... nononono, es dinero que no tengo, ¡no lo puedo gastar en un taxi! —me digo a mi mismo convenciéndome de que no puedo pagar un taxi.

Después de un rato me encuentro en el asiento trasero de un maldito taxi, era esto o llegar tarde... tendré que pedir dinero prestado.

Pasados unos cuarenta minutos el taxi llega a su destino, la casa de la abuela. Tantos recuerdos emanan de esta casa que me veo envuelto en un aire nostálgico.

—Son ciento tres pesos joven —estas palabras cortan abruptamente mi hilo de ideas.

—¿Perdón? —pregunto un tanto confundido.

—Ciento tres, ¿va a pagar o no?

Ciento tres pesos que no volveré a ver.

—O sí, perdone... —saco de mi cartera un billete de cien y de mi bolsillos dos monedas, una de dos y otra de un peso.

How I met SadakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora