Lo primero que hago al despertar es caer, literalmente. Gracias a mi querido Harry que decidió sacar una canción que fácilmente podría causarte un infarto si la utilizas como alarma, cosa, que efectivamente hice, termino levantándome de golpe y al intentar pararme de la cama caí debido a las mantas enredadas en mis piernas, que resulta del todo conveniente para comenzar de mala manera el lunes.
En el suelo intento desenredar las mantas de mis piernas, cuando lo logro me levanto de la superficie de madera. Mi mente comienza a cuestionarse si en realidad es necesario asistir hoy al instituto hasta que recuerda que lo que me espera es un increíblemente "fácil" examen de matemáticas el cual espero no reprobar.
Rindiendome, camino hasta el baño en donde hago todo lo que necesita un ser humano, lavo mis dientes y abro la ducha, dejando que el agua caiga mojando mis dedos. Las gotas exageradamente frías me hacen decidir dejar la ducha para la noche.
Devuelta en la habitación me cambio lo que supondría un pijama por la ropa que había dejado anoche preparada. Tomando mi mochila salgo de mi recamara y camino hasta la cocina donde me topo con Hunter, que ya lleva aquí cosa de un mes y medio y sigo sin acostumbrarme a ese hecho.
Su sonrisa me deja descolocada al igual que el brillo de sus ojos y sus actitudes enérgicas, ¿que persona puede ser así a las seis de la mañana? Claramente yo no.
-¡Josie! Querida - ¿Me acaba de decir querida?
-Buenos días, Hunter -Mi actitud para nada se compara con la de él.
Tomo mi típico yogurt y el sándwich que me prepare por la noche lo guardo en mi mochila.
-¿No es un gran día? -Me pregunta.
Vale, ya entendí.
Estoy segura de que tuvo una noche de acción.
Esa idea logra molestarme.
-Tal vez para ti -Digo, comiendo mi yogurt de fresa.
Su ceño se frunce.
-¿Por qué ese humor?
¿No puede quedarse callado?
-Pues, es lunes, por si no te habías dado cuenta.
Cuando esta a punto de responder el claxon de una furgoneta que tanto conozco lo interrumpe anunciando que mi conductor designado para todos mis años de secundaria ha llegado a por mí.
-Adiós -Me despido sin más y salgo de la casa prácticamente corriendo, no sin antes lanzar el envase de yogurt al cesto de basura.
Al subir a la furgoneta, mi amigo sonríe y me pasa mi café, porque definitivamente necesito cafeína para superar mis días.
-Buenos días, tu -Es lo primero que dice antes de arrancar el vehículo.
-¿Buenos? Más bien todo lo contrarió.
El ríe.
Siempre ríe. Algo muy característico de él. De hecho es el más risueño de mi grupo de amigos, aunque en realidad no lo parezca.
-Por lo menos deberías de estar feliz de tener tu taza de café matutina.
En eso, lamentablemente, tiene razón.

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Un beso bajo la lluvia
DragosteObservo su rostro a escasos centímetros de mi y me pongo eufórica al sentir sus suaves labios pegarse a los míos, las gotas de lluvia comienzan a caer sobre nosotros, pero me limito a ignorarlas y le regreso el beso que estuve esperando desde ya hac...