Capítulo 3

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-Conozco al dueño de este bar, con una sola llamada puedo hacer que los despidan ¡así! -Dijo aquel rubio chasqueando los dedos, Michael observaba todo con fingida sorpresa, Harry sólo mantenía baja la mirada deseando con cada segundo que pasaba que terminará su turno, nadie dijo nada por unos cuantos segundos, la poca gente que había esparcida en la zona privada no prestaba atención ninguna a la pequeña barra que estaba colocada en un rincón de la zona, el silencio se hacia cada vez más extenso y pesado, escuchaba el lejano sonido de la música, las carcajadas de algunas personas y el ligero sonido que hacían los hombre frente a el al beber de sus tragos, no sabía con exactitud cuanto tiempo había transcurrido cuando un billete de 100 dólares apareció ante sus ojos, alzó la mirada con lentitud sólo para encontrarse con unos ojos color turquesa que lo observaba con seriedad, el hombre rubio seguía a in costado del ojiazul hablando por teléfono-
-Quédate con el cambio por los inconvenientes- se quedó tan sorprendido al escuchar esa hermosa voz, ronca y aguda-
-Gra..Gracias señ..señor- ¡Tartamudeo! ¡Mierda!¡Mierda!¡Mierda! Calmate Harry, respira, respira.
-Vámonos Louis, te dije que este bar está lejos de ser uno de los mejores de Inglaterra, la próxima te llevaré a un pub se verdad, no porquerías como está- Louis, le quedaba ese nombre, a primera vista serio. Observó a ambos caminar a la salida, no pudiendo resistirse a echarle un vistazo a los glúteos de aquel ojiazul, su polla no podía estar más dura, cuando vio los perfectos glúteos grandes y firmes, cuando giro para salir del local le echo una última mirada, está vez a su miembro, el cual estaba marcado por la regides de los pantalones de aquel traje, el ojiazul decidió voltear en ese momento, sorprendiendo a Harry cuando lo descubrió viendo su miembro, se sonrojo levemente estando a punto de retirar la mirada, recordó que tal vez no volvería a verlo y decidió seguir observando, el ojiazul le dirijo una última mirada y salió, dejando a un Harry enpalmado-
-Tu mano tendrá que funcionar Harry- susurro levemente centrándose en la mujer que le pedía un trago, eran apenas las 8 de la noche, le quedaba 1 hora para terminar su turno y se le iba a hacer casi imposible terminarlo con una erección como la suya, tendría una noche larga, si señor.

El Dolor No OlvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora