Capitulo 3

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—En ese caso lo pensare y gracias por darme tiempo para decidirme— Dijo la princesita con una sonrisa y un pequeño sonrojo
El soberano se acercó a la más pequeña y le acarició la mejilla con dulzura
—Estaré esperando por ti mi pequeña hermana— Y finalmente se despidió de ella con un beso en la mejilla perfecta para después salir de la habitación.
—No podría hacerle esto a Arwen pero sé que si lo rechazó tampoco va a volver con ella— Dijo para ella misma la pequeña con preocupación impregnada en su voz.
La princesa también salió de la habitación y se dirigió a la propia.
Entró en la gran habitación y se recostó en la gran cama con sus ropas puesta y cuando estuvo a punto de quedarse dormida, volvieron a su mente las imágenes de su conversación con Aragón.
—¡Por los Valar! Debo de dejar en él— Se levanto y se dirigió al pequeño armario en el que guardaba sus pocas pertenencias. Se quitó la túnica superior y luego la inferior dejando expuestos sus níveos hombros y después prosiguió con las polainas para después ponerse un pequeño manto blanco translúcido que le llegaba un poco más arriba de las rodillas.
Preparada ya con ropas más cómodas, acomodó en una esquina de la habitación el arco y el carcaj, retiró las sabanas y se acostó en la suave cama.

Luz de MirkwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora