Capítulo 2

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DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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Capítulo 2

La estación de trenes estaba llena a más no poder al ser la primera hora de la mañana. Cientos de personas trabajadoras iban y venían, con el trajín de la mañana, dirigiéndose a sus lugares de trabajo como cada día.

Un pelinegro de ojos azul zafiro recorría la estación a prisa. Era la primera vez que salía tarde de su casa y si no apuraba el paso perdería el tren y con ello llegaría tarde a la oficina, cosa que no podía permitirse, eran muchos años de llegadas a tiempo, incluso antes de la hora, como para mancharlas con una llegada tardía.

─ Siete en punto. ─ murmuraba contra la tasa de cartón caliente, llena de su delicioso café negro sin azúcar. ─ Aún tengo tiempo para el periódico.

Su vicio de cada mañana. Un café negro sin azúcar y el periódico "El financiero", donde podía leer las noticias más relevantes del mundo de las finanzas, su mundo, su pasión, lo único que le importaba desde hacía varios años. Sin vida privada, familiar, o de otra clase. Su único amigo Kunzite siempre lo retaba por el tipo de vida que llevaba, le llamaba autómata, pero eso a él no le importaba, prefería eso a volver a sufrir la decepción de un amor no correspondido.

─ Son 100¥ señor. ─ Le dijo con una amable sonrisa en el rostro la vendedora del puesto de revistas.

─ Gracias, quédese con el cambio.

Darien retomó su camino a grandes zancadas. Esa pequeña parada le había costado unos minutos pero aún podía tomar su tren.

─ Lo siento... con permiso... gracias... lo siento. ─ caminaba adentrándose en el mar de gente, tratando de llegar.

La voz en los altoparlantes le indicó el sitio de donde saldría su transporte. Miró hacia los lados y calculó rápidamente el tiempo y cantidad de pasos necesarios para llegar. Sin importarle a quien pisaba o golpeaba, corrió, llegando apenas para atravesar las puertas metálicas antes de que estas se cerraran y el tren iniciara su marcha.

─ Eso estuvo cerca.

Tomó el primer espacio libre que encontró y cruzándose de piernas abrió el periódico y se dispuso a leer.

Serena recapitulaba en su memoria cada una de aquellas escenas. Sabía muy bien la historia. Ami se las había contado una y otra vez en los últimos cuatro años, desde que lo conoció. Su historia del encuentro en la estación del tren había dado comienzo a la tortura de su vida y por ello decidió que ahí debía comenzar.

Ami y Darien se habían encontrado en uno de los vagones de aquel tren, un tren que Ami tomó por error y que era la última opción de Darien para llegar a tiempo a su trabajo. El único asiento libre que había tomado el pelinegro fue justamente al lado de Ami, quien quedó impactada con su aire indiferente y sus profundos ojos zafiro que le decía que había algo más que conocer.

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