DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.
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Capítulo 3
Él siempre había sido un hombre racional. Nunca se había dejado llevar por los sentimientos, ni siquiera cuando había estado a punto de casarse. Aquello era un simple acuerdo, una especie de negocio entre dos personas centradas y adultas que sabían que era conveniente un matrimonio entre ellos. Aunque por un momento creyó haberse enamorado de Neherenia, supo que lo que pensó que era amor no era más que una mera atracción física cuando la encontró besando a otro y no sintió la más mínima pizca de celos, sencillamente no le había importado.
Pero esta vez era muy diferente. Esta vez sentía un fuego ardiendo desde su estómago y esparciéndose a cada fibra de su cuerpo. No entendía cómo era posible que esto le sucediera, hasta el momento creía que era incapaz de sentir algo parecido, sin embargo ahí estaba, siguiendo por las calles de Tokio a una mujer desconocida, dejándose llevar por ese fuerte impulso de conocerla y saber quién era ella.
El lugar se le hacía conocido, le parecía alguna vez haberle oído mencionar la dirección en la que estaba a su amigo aunque no estaba del todo seguro. Por un instante pensó que ella lo descubriría pues volteó a mirar en varias ocasiones y en alguna de ellas deseó presentársele, pero algo en su interior le contuvo, no sabía qué cosa era sólo que no le permitió hacerlo.
— ¿Y entonces la seguiste por todo Tokio sin atreverte a hablarle? — Le preguntó Kunzite luego de contarle su pequeña aventura.
— No te burles Kun, intenté hacerlo pero no pude, me sentí intimidado.
Kunzite estalló en risas. — ¿Tú? ¿Intimidado? Eso sí que es una novedad.
— ¿Me dejarás continuar o vas a seguir burlándote?
— Tranquilo Dar, vamos, termina tu relato.
— La cosa es que la seguí hasta ese edificio que está en el centro, el edificio Estrella Lunar, creo que vive ahí.
— ¿Estrella lunar? — Preguntó Kun curioso — A ver Dar, dime nuevamente, ¿cómo es ella?
Darien suspiró pesadamente, mirando hacia la nada como si estuviera en un sueño antes de contestar. — Largas piernas torneadas, piel blanca como porcelana, una cintura pequeña y un trasero mmm demasiado sexy, sus pechos del tamaño perfecto; pero lo más hermoso era su rostro, Kun, era la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Ojos azules claros, labios carnosos color coral, pómulos sonrosados y un hermoso cabello dorado que caía en ondas hasta la mitad de su espalda.
— Serena.
— No andaba algo agitada, creo que iba tarde.
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¿Estarás ahí?
Fiksi PenggemarSerena ha muerto, o al menos eso creía hasta que un extraño hombre se apareció el día de su funeral y le hizo una oferta que no podía rechazar. Ahora ella tiene la oportunidad de volver y cambiar aquello que la mantenía enganchada a este mundo y aqu...