Capitulo 2

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Sam se encontraba frente a la oficina del General Snake. Todavía pensaba sobre el tema a hablar; realmente tenía los nervios de punta, así que dio un leve respiro y abrió la puerta. Dentro de aquella habitación se encontraba Snake, sentado en su escritorio, leyendo algunos papeles. Al ver al joven soldado, dejo sus informes sobre la mesa y le indico a Sam que cerrara la puerta y que tomara asiento.

-Espero no haber interrumpido nada.- Dijo Snake.

-No has interrumpido, eh, nada.- Un pequeño rubor se formó en el rostro de Sam. El General alzo una ceja al ver el rubor del joven. –Eh, no, no era tan importante.- Se encogió un poco de hombros al sentirse avergonzado.

-Sabes que es raro verte de esta forma, y la única persona que causa esa reacción es Matt.- Con la mención de aquel nombre, Sam, sonrió intencionalmente. –Ah, ya veo. Estuviste con él, ¿verdad?-

-...- Exhaló lentamente. –Sí, estuve con él.- Dijo sin vacilar.

El General se tomó unos minutos para contestar. No le molestaba que Sam tuviera sentimientos hacia otro hombre, pero sabía que si las cabezas de Hydra se enteraban, el joven sería enviado a la silla para borrarle su memoria y programarlo como al antiguo Soldado de Invierno. Él lo había criado casi como a un hijo, y la simple idea de perder a Sam le traía escalofríos.

-Sammy- Lo miro directo a los ojos. –Sabes lo mucho que te aprecio, y que eres como un hijo para mí. –Sam lo miraba sorprendido. El General solo lo llamaba de esa forma cuando algo lo inquietaba. –Pero debo pedirte que te alejes de Matt. Sé que ambos se quieren, pero su relación solo te pone en peligro y lo sabes. Sabes muy bien que no te permitirán desarrollar sentimientos; y si se llegan a enterar de que ya los tienes, te pondrán en la silla. No puedo permitir eso.- Snake lo miraba serio, aunque en sus ojos se notaba lo preocupado que estaba por su pequeño soldado.

-Es injusto.- Hablo Sam, cabizbajo. –Día a Día hago todo lo que me piden, y cuando yo deseo algo no pueden dármelo.- La tristeza del joven fue interrumpida por el General, el cual se levantó de golpe.

-¡Sabes que así no funcionar las cosas, Sam!- Dijo gritando. – ¡Fuiste creado y entrenado para servir a Hydra y no pedir algo a cambio! – Aquel tono de voz hizo que Sam se levantara de su asiento y enfrentara al General.

- ¡Deja de preocuparte por mí, Snake! ¡Prefiero mil veces la silla antes que alejarme de Matt! - Sam, inconscientemente, comenzó a formar fuego a su alrededor. –Ya no soy un niño. No voy a permitir que controlen mis sentimientos. – Bajo el tono de voz. El fuego que lo rodeaba se esfumo, dejando atrás un par de orejas gatunas y una cola que hacia juego con aquel par. Ambas nuevas extremidades, de color anaranjado, se movían en sintonía con sus emociones.

Snake estaba estupefacto. Sam jamás había desafiado su autoridad, y el hecho de que haya liberado sus extremidades gatunas, hacía que su desobediencia incrementara, causando así, que el General llegara a su punto límite de tolerancia con aquel joven. Lentamente se dirigió a uno de los cajones de su amplio escritorio, del cual saco un collar metálico.

-Ponte de rodillas- Ordeno el General.

El joven lo miro con los ojos bien abiertos. Sabía lo que vendría si ese collar se posaba en su cuello, y lamentablemente no podía negarse a obedecer. Esta vez el joven se había excedido. Lentamente cerró sus parpados y comenzó a arrodillarse, colocando uno de sus brazos detrás de su espalda demostrando así, la forma de sumisión que le fue inculcada desde niño.

El General se acercó al soldado, y sin medir su fuerza, le coloco el collar. Pasaron unos minutos y alguien llamo a la puerta; Snake les permitió pasar.

-General.- Dos soldados saludaron a Snake. Sam no podía verlos, ya que su posición en aquel alfombrado suelo no se lo permitía. –Estamos a sus órdenes.-

-Cuarto de castigo, ya saben que hacer.- Y en el momento que termino de hablar, un fuerte choque eléctrico dejo a Sam inconsciente.

Después de arrastrar el cuerpo inconsciente del joven, ambos soldados llegaron al cuarto de castigo. Depositaron a Sam en una esquina y sujetaron una correa al collar que este traía en su cuello. Diez minutos más tarde, al despertar, comenzó su tortura.

-Empezaremos con algo suave, niño.- Uno de los soldados lo tomo de sus cabellos y lo levanto del suelo.

-No soy un niño, imbécil- En el momento que aquellas palabras salieron de su boca, sintió como algo filoso comenzaba a abrirle la piel de la espalda.

-¿Dejaras que la escoria te falte el respeto de esa forma?- Pregunto el segundo soldado, que se encargaba de cortar profundamente la espalda de Sam. –Quizás no debamos ser suaves con él. Creo que no se lo merece.- Dijo con una pequeña sonrisa.

-Tienes razón.- Soltó el cabello de Sam. –Vamos divertirnos de verdad, Gatito- Ambos soldados dejaron solo al joven. Cuando volvieron, traían consigo un látigo y un balde lleno de ácido. –Espero lo disfrutes.- Sonrió.

Los gritos del joven no se hicieron esperar. El ácido se encontraba por todo su cuerpo, quemaba cada rincón de su piel. El factor curativo que poseía iba a tardar semana en regenerar su piel.

Paso una hora para que ambos soldados se aburrieran de utilizar aquella sustancia. Se alejaron un poco, del ahora, irreconocible cuerpo. Sam estaba cubierto de ampollas; quemaduras graves; su piel agujereada e incluso se podían ver parte de sus huesos. Pero claro, su estado no iba a detener que sus castigadores sigan con su tarea, claro que no. Siguieron con latigazos; luego se dedicaron a patearlo; le dispararon en ambos hombros.

El cuerpo de Sam ya no respondía al dolor, había quedado adormecido después de tanta tortura. Sus ojos apenas podían mantenerse abiertos y su respiración se entrecortaba constantemente. Y mientras su cuerpo seguía siendo masacrado, su mente se trasladó a su niñez, visualizado y reviviendo la primera vez que entro al cuarto de castigo.

Flashback

Sus muñecas estaban atadas al respaldo de una cama. Su cuerpo era desvestido sin delicadeza. El frio de la habitación le helaba hasta los huesos. Tres hombres lo rodearon, en sus rostros se formaban sonrisas macabras.

-Tranquilo, niño. Hoy será un castigo que, quizás, llegues a disfrutar.- Las risas de sus acompañantes no tardaron en aparecer.

Y luego, fue abusado y violado por tres bestias.

Fin del flashback.

Cuando volvió a concentrarse en su presente, ambos soldados se encontraban hablando con alguien en la puerta. Sam no podía escuchar sobre el tema, pero sabía que eran nuevas órdenes a seguir, las cuales no se hicieron esperar. Una vez que volvieron a acercarse al joven, sus castigadores decidieron dejarle un último regalo. Le partieron el fémur de su pierna izquierda.

Sam ya no podía mantenerse consiente, estaba decidió a desmayarse y terminar con todo de una vez. Estaba tan concentrado en su próxima decisión, que no noto a la nueva persona frente a él.

-¿Tú debes ser Fire Cat, no?- Sam hizo el mayor esfuerzo para levantar su rostro y mirar al portador de aquella voz. –No esperaba conocerte de esta forma.- Dijo.

Oh, este tipo es un idiota. Pensó Sam.

-Mi nombre es Dominik Barnes. De ahora en adelante seré tu Handler. Solo responderás a mis órdenes y manejare tus futuras misiones.- Hizo una pausa y se arrodillo para observar más de cerca a Sam. –De ahora en adelante, me perteneces.-

¿Qué?

Sam no pudo seguir, y pronto todo su mundo se volvió negro. 

Let It BurnWhere stories live. Discover now