Capitulo 3

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Incluso con el factor curativo, Sam, tardo dos semanas sanar.

Dominik estuvo a cargo de ayudar a limpiar sus múltiples heridas, y mientras le tocaba estar cerca de aquel inconsciente joven, se dedicó a observarlo detenidamente. Sintió pena por el soldado.

El domingo de aquella semana, Sam abrió sus ojos. El dolor todavía seguía presente en su cuerpo, pero por lo menos las heridas se habían esfumado, o más bien, curado. Apenas podía moverse, pero antes de intentar sentarse, la puerta, de la habitación en la cual se encontraba, se abrió, dejando entrar a algunas enfermeras, y de tras de ellas, entraba un hombre alto de cabellos castaños.

El felino fue despojado de su cálida sabana y obligado a sentarse, dejando salir un quejido de dolor de sus labios. Pero antes de que pudiera expresar su opinión por aquel repentino maltrato, el hombre, que había entrado con las mujeres, comenzó a hablar.

-Ya era hora que despertaras, Sam Alexander Snake.- Se abrió paso entre la multitud de mujeres, y una vez frente suyo, lo miro directamente a los ojos y continuo con la charla – Mi nombre es Dominik Barnes. De ahora en adelante seré tu Handler. En otras palabras, seré tu dueño, tu líder.-

Sam frunció su ceño y se dedicó a analizar al hombre.

Cabellos castaños; ojos celestes y fríos, como el hielo; piel algo pálida; mirada seria y determinada. Quizás un poco más alto y mayor que yo. Pensó el felino.

-Al parecer ya conoces mi nombre- Ronroneo – Y como ya me conoces, sabrás que puedo hacerte trizas con solo tronar mis dedos – Su mirada se tornó seria. – Así que esto es lo que harás, te disculparas y luego te marcharas para jamás volver a dirigirme la palabra-

Sam lo desafío. Grave error.

Una bofetada hizo que su rostro se volteara hacia un lado. El dolor por aquel golpe comenzaba a expandirse por, la ahora, enrojecida zona. Una mano se posiciono en sus cabellos y los tiro hacia arriba con fuerza. Ambas miradas se cruzaron.

-Creo que no comprendiste lo que acabo de decir- Hizo una breve pausa –Así que te lo explicare con palabras que quizás llegues a comprender- Se acercó más al rostro de Sam. –Tú eres un gato inmundo de calle, buscando comida y un hogar para pasar la noche. Y yo, seré tu nuevo amo, el que te dará de comer y te brindara una cálida cama para pasar la noche. Pero nada en la vida es gratis, Gatito. Así que a cambio de mis obsequios, tú, cazaras algunas ratas para mí. ¿Ahora logras comprender tu situación?- La sonrisa en aquel pálido rostro no tardó en aparecer.

Sam lo miraba atónito. Snake jamás permitiría algo así, jamás lo separaría de su lado, jamás lo sacaría de las filas de su armada. El felino comenzó a inquietarse, la duda entraba en sus pensamientos, y cálidas lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos.

Muchos describían a Sam como un agente frio, sin sentimientos, con mucha sed de sangre. Oh, pero todos ellos estaba equivocados. El joven soldado era todo lo contrario. Cometía aquellas atrocidades para ser alagado, para que el General, al cual siempre considero como su figura paterna, la diera una palmada en la espalda y le digiera que estaba orgulloso de él. Sam, aunque sea difícil de creer, era un joven sensible ante el rechazo y la traición. Uno de sus más grandes miedos, era la soledad.

Así que cuando la duda lo invadió, sus mascara de rudeza y altanería cayo. Lagrimas se deslizaron por sus mejillas. Y con temblorosa voz, se atrevió a hablar.

-E-esto está mal. Sn-Snake jamás permitiría que alguien me aleje de su lado- Levanto su cabizbajo rostro. Sus acuosos ojos miraban con esperanza a Dominik. –Por favor, esto debe ser una broma.- Mas lagrimas cayeron de sus ojos.

Dominik bufo irritado.

-El General Snake te entrego a mí personalmente.-

Sam se sentía traicionado. Sollozos comenzaron a salir de su boca.

-¿Cuándo?- Sam quiso saber. ¿Cuándo fue entregado de esa forma por la persona que más apreciaba?

-Hace dos meses- Suspiro –Ambos tuvimos una reunión en mi oficina, él te entrego a cambio de información sobre el proyecto FE. Terminamos el trato dos semanas atrás en su oficina, antes de la reunión que tuvo contigo y algunos Generales de HYDRA.-

El joven se sorprendió. El proyecto FE era el cual le había dado sus poderes y habilidades. ¿Por qué Snake querría obtener información sobre aquel proyecto? No dudo en preguntar.

-¿Por qué quería aquella información? Yo soy el resultado de aquel experimento. ¿Por qué cambiar el exitoso resultado por información?- Las dudas en su cabeza solo lograban aumentar.

-Al parecer el General Snake quiere formar un ejército de Súper Soldados- Dijo, como si nada.

-Ya veo- Sam bajo su cabeza, las lágrimas habían parado hace rato, pero la traición seguía apuñalando su corazón. Tenía miedo, ahora estaba solo. No tenía nadie en quien confiar. Ya no vería a Matt, y Snake lo había vendido como si no valiera nada, como si todos esos años juntos no valieran absolutamente nada.

Dominik lo miro. Después de unos segundos puso su una de sus manos en el mentón del joven, y levanto su rostro para que ambas miradas se vuelvan a cruzar. Se tomó unos cuantos segundo más para ver a través de los ojos del felino.

-Tranquilo, Sam.- Dirigió su única mano libre a los anaranjados cabellos del joven, y comenzó a acariciarlo. – Sabes que el General no puede poner sus emociones frente a sus obligaciones.- Sintió como el joven comenzaba a temblar.

-Siempre creí que... que quizás.- Dudo sus siguientes palabras, pero decido no continuar.

Dominik miro hacia las enfermeras que aún seguían en aquella habitación, y con un leve movimiento de cabeza, aquellas mujeres salieron, dejándolo solos.

-Todo va a estar bien, Sam.- Le sonrió.

El joven felino se sorprendió por el cambio de personalidad tan repentino de Dominik. Pero lo siguiente lo dejo aún más sorprendido y sin palabras. Barnes había depositado un suave beso en su frente, y lentamente se separó de Sam.

-Levántate soldado.- Su semblante rudo y serio volvió a tomar lugar. –De ahora en adelante te dirigirás hacia mí como Amo. ¿Entendiste?- Lo miro serio. Esperando una respuesta para poder continuar.

Sam se tomó unos minutos para salir de su estado de shock. Se levantó de la cama y se arrodillo mientras colocaba una mano detrás de su espalda.

-Sí, Amo.- Bajo su cabeza en forma de reverencia.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Dominik

-Entonces, sígueme. Tenemos muchas cosas que hacer-

Ambos salieron de la habitación rumbo a la oficina del mayor. Sam caminaba tras su nuevo amo, su dueño.

Mi dueño. Pensó el felino. Un calor invadió el cuerpo del joven.

Quizás no sea tan malo.

Ambos se perdieron por un amplio pasillo.


Let It BurnWhere stories live. Discover now