Poesía

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     Ambos adolescentes bajaron del avión al llegar, cada uno por una distinta puerta.

     La chica se detuvo a amarrarse los cordones, al agacharse, su cabeza quedó escondida.

     El chico vio a una chica amarrándose los cordones de sus zapatos al frente suyo, la rodeó para no chocar con ella.

     La chica al levantarse, vio varias cabezas al frente suya que venían del avión. No notó la cabeza del chico.

El chico llegó al sector donde debía buscar su maleta, "por suerte", esta llegó inmediatamente.

     La chica llegó un minuto después de que el chico hubiera salido de allí, la maleta de su hermana pequeña tardó en salir.

     El chico estaba buscando la salida del aeropuerto para buscar un taxi y poder ir a descansar a un hotel.

    La chica tenía que esperar a que toda su familia pasara al baño.

     Probablemente, si las cosas hubieran sido distintas, si a ella no se le hubiera desamarrado los cordones, si él no la hubiera rodeado, o si ella hubiera reconocido la cara del chico, si la maleta no hubiera sido la primera en aparecer o si la maleta de la niña no se hubiera atrasado, si el chico no se hubiera ido del aeropuerto o si la familia no hubiera pasado al baño, probablemente ellos se habrían encontrado.






     "Lo mejor del desencuentro es que siempre existirá la esperanza de poder encontrarnos."

–Residente.






     Antes de que Corey saliera por las grandes puertas, vio una pequeña tienda dentro del lugar. Esta se veía muy humilde y con un aire acogedor.  Algo había allí que hizo que entrara.
     En la tienda se vendían pequeños recuerdos, libros, tarjetas, flores, algunos peluches entre otras cosas.
   Corey vio las cosas que había allí, analizando cada detalle.

     En una esquina, había un pequeño ramo de girasoles que le trajo lindos recuerdos.
     En el estante a un lado, había un pequeño libro con el símbolo de un corazón humano en la portada.
     Los compró, había algo en las cosas que le recordaba a la chica.

     Al salir de la tienda con las cosas en mano, su corazón comenzó a latir fuertemente, delatando su presencia que había él había olvidado. 
Raramente, el aire se sintió más cálido por un momento.
      Al darse vuelta se encontró con lo que creía perdido, con lo que creía olvidado.

      La chica lo vio tal cual como lo recordaba.

     Con sus favoritos ojos azules, con girasoles y un libro en su mano.


"¡Qué corazón tan delator!"


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     Se acerca el final eh...

xx, Saturno.

Centuries. | Corey Fogelmanis. [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora