No soy una persona muy grande, pero tampoco estoy en plena adolescencia.
Me acuerdo de cuando iba a la primaria (esos primeros años en donde aprendés pero no entendés nada, sin embargo, la pasas genial no comprendiendo aquel mundo que sufren los cursos más grandes) y aprendíamos sobre la discriminación, porque así nos enseñaron, en su momento, cómo llamarlo.
Nos enseñaban sobre los derechos humanos y del niño, el respeto mutuo, leyes que protegen el bienestar común y más. No obstante, esa palabra era como muy fuerte para usarla cuando algún compañero te molestaba en la escuela; usualmente la asociábamos con el racismo, por ejemplo. Sin embargo, hubo un momento en mi vida, en aquella parte en la que se pasa de los juegos al estudio más serio, en el que me excluyeron del grupo que consideré por excelencia mis amigas.
Fue feo, muy feo. Me encontraba sola en un nuevo mundo, no entendía nada y si quería juntarme con alguien, no me prestaban atención. Por primera vez en mi vida me sentí sola. Sería tonto decir que lo superé con rapidez y aprendí muy bien eso de que «me da igual lo que digan de mí», porque no fue de esa manera.
Sufrimos un largo proceso de aceptación, estamos en una época en la que somos sensibles a todo, no entendemos por qué nos pasan las cosas y nos echamos la culpa. Es en ese proceso que aprendí el nuevo sinónimo de discriminación: el bullying. Da risa, la verdad, o por lo menos a mí me dio risa cuando la escuché por primera vez y leí que, en pocas palabras, significaba lo mismo que la vieja nomenclatura pero con la diferencia de que tenía un uso más cotidiano.
Luego de un tiempo, entendí que lo que sufrí en su momento, años atrás cuando recién empezaba la secundaria, fue eso. Me costó mucho asimilarlo. ¿Yo? ¿Víctima de esta nueva palabra, bullying? ¡Imposible! Pero no, no era imposible. En realidad, muchos somos víctimas de las personas que aplican ese concepto, el problema es que a veces no somos capaces de visibilizarlo. No lo vemos o no lo notamos. Creemos que no está allí, que no están hablando mal de nosotros, solo... de otra persona. Queremos creer eso, o al menos yo quise hacerlo.
Por aquel tiempo hice algo que me pareció razonable pero que a nivel social solo me hundiría más: me junté con la otra excluida. ¿Escucharon alguna vez la frase que dice "si no puedes con tu enemigo, únete a él"? Bueno, resultaba que no me llevaba bien con ella, jaja, inclusive llegué a ser la bully. Uno asume que es porque somos chicos y seguimos el ejemplo del resto, pero yo era consciente de lo que hacía, de lo que decía, pero no paraba. Supongo que fue como dijo mi compañera uutoopica en el primer capítulo: la vida te da lecciones. Así que, volviendo al tema, me empecé a relacionar con ella. Fue genial, era ir literalmente contra el mundo, bueno, contra el curso, y nos defendíamos la una a la otra cuando nos atacaban. Con facilidad puedo decir que nos complementamos. La verdad, nos llevamos muy bien y puedo decir con orgullo que es una de las amistades más fuertes que tengo y más duraderas (siete años).
Entre idas y vueltas, nosotras dos terminamos formando un grupo: cuatro chicas (contándonos) y tres chicos, y durante el resto del secundario fuimos la constante revancha contra los, eh, ¿opresores? No, suena muy político. Am... contra los populares, porque vamos a ser realistas, eran los popus. La verdad, entre nosotros, leemos muchos sobre ellos, ¿o no? Con facilidad podemos encontrarlos acá, en Wattpad, y en la vida real más. Suelen ser los que salen de fiesta seguido, están en pareja o andan en algo con alguien o más de una persona, también pueden ser los más bonitos, agraciados, esas personas que cuentan con admiradores, etc. Muy de novela y cliché, ¿verdad? Demostraron ser un grupo inseparable e irrompible, que iban contra viento y marea, pensando de la misma forma en casi todo, o eso se veía desde afuera. Por lo menos, así las veía.
Ojo, una cosa no quita la otra. Con esto no quiero decir que esté mal salir de fiesta o tener un grupo de amigos con el que compartas la mayoría de las opiniones, al contrario, tengo amigos con ese perfil pero que son personas excelentes y no serían capaces de dañar a alguien a estas alturas de la vida, inclusive comparto muchas de mis opiniones con ellos.
¿En qué me quedé? Ah, sí.
Mi relación con el resto del curso no era mala, pero tampoco perfecta. Usualmente teníamos encontronazos, supongo que porque mi sentido de la defensa estaba aumentando con el correr del tiempo, aunque a día de hoy me arrepiento de haber callado ante otras discusiones, creo que en el fondo aún me atemorizaba la idea de quedar sola otra vez.
El resultado de todo lo anterior, al terminar el secundario, fue la separación total del curso (solo los grupos de amistades más afianzados se sostienen hasta el día de hoy). Aquellos que gozaban de popularidad se distanciaron ya sea por peleas o cosas del destino. Inclusive mi pequeño grupo se separó y no por problemas; solo fueron diferentes caminos que tomamos.
¿Qué saco en conclusión de todo esto? Que si no hubiera sido por la única amistad que logré al principio, ni el apoyo de mi familia (aunque no lo relaté, sí lo tuve), muy probablemente hoy sería una persona diferente, de baja autoestima, inclusive con depresión. ¿Quién sabe? Muchas veces lloré por eso, por estar sola, por no tener un igual con quien charlar y hablar sobre mis problemas o los suyos, porque sonará tonto, pero por más de que contemos con el apoyo de nuestros padres, queremos a alguien de nuestra edad que nos pueda comprender, que nos suelte un «te entiendo» siendo que realmente lo siente.
No tuve la mejor experiencia de la secundaria, pero tampoco la peor. Reconozco que yo también cometí errores, pero con la diferencia de que sí me arrepentía y pedía disculpas luego. A día de hoy me molesta saber que se burlaban de mí; inclusive en los últimos años hablaban a mis espaldas, burlándose de mis ideologías que, con bastante ironía, siguen en la actualidad.
Lamentablemente no tengo una frase de apoyo con la qué motivarlos a que sean mejores personas... solo séanlo. No busquen un justificante al maltrato, a ninguno, porque al final del día terminarán siendo aquellas personas de las que se quejan, aquellas contra las que quieren luchar. No juzguen, acepten.
Tampoco les voy a decir que no van a sufrirlo, ya que les estaría mintiendo. Solo tengan la certeza de que van a salir de eso, no decaigan, no están solo. Vivimos en un mundo en el que sobran personas, pueden encontrar a alguien que los comprenda, alguien que los apoye. Solo... no se rindan.
No les den el gusto de verlos mal, a pesar de todo, sonríe.
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Wattpad en contra del bullying
РазноеQueremos mostrarte diferentes experiencias de personas que han sufrido bullying. No estás solo. Y sí, las cosas mejoran.