05.

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Gritos.

Gritos que inundaban su habitación.

Aquella tarde, sus padres de encontraban discutiendo como de costumbre. Minseok había olvidado la razón de porque se encontraban peleando, aunque, sus padres no necesitaban una razón para insultar e, incluso, golpearse.

Minseok se sentía en un infierno. Pero, ¿Que podía hacer?  No tenía familia además de sus madres, y los vecinos realmente lo odiaba. Y no era para menos, él se había encargado de crearse una mala fama.

Se encontraba recostado, jugando con una pelota, esperando a que el silencio reinara en su hogar. Cada que estaba solo se sentía la persona más feliz del mundo.

Mientras jugaba, meditaba en las cosas que habían pasado.

Las cosas que su madre había dicho sobre la madre de Sooyeon, las cosas que esta última le platico de su familia, el hecho de que no podía acercarse a ella en el instituto.
Todo era confuso, ¿Que podía ser tan grave que los Liu y los Choi se volvían locos?

«Jamás hemos sido los más normales, pero esta vez se ha excedido» pensaba Minseok.

El silencio ya estaba presente, Minseok suspiro y salió de su habitación para verificar que sus padres de hubiesen ido.

Tras dar varias vueltas en su casa, comprobó que estaba solo. Tenía algunas horas para buscar lo que sea que tuviese que buscar.

[...]

Cocina, sala de estar, vestíbulo, pasillos, recamaras, baños, escaleras, ático...

Había buscado ya en todos los sitios posibles, o eso creía él.

Había volteado, no literalmente, la casa en busca de alguna pista. Y hasta ese momento, solo había encontrado algunos cheques con grandes sumas de dinero a nombre de su madre MinAh, firmados por un tal Choi MinHo.

—¿Choi MinHo? Así se llama el padre de Sooyeon, ¿Será él?

Y siguió buscando.

[...]

Era ya de noche, y sus padres no llegaban. El sótano era el único lugar que le faltaba revisar.

Siempre había termino al sótano, pues era un lugar oscuro, frío, húmedo.

Entró lentamente, bajaba las escaleras   de forma cautelosa. Se escuchaban algunos ruidos extraños, muy parecidos a los que oía de pequeño.

«¿Gemidos?», sacó su celular lentamente, por cualquier cosa, camino sin hacer mucho ruido y después los vio.

—¿Pero que..?

Reprimió sus ganas de gritar, ya sea de asombro o de asco.

Su madre, MinAh estaba teniendo relaciones sexuales con el padre de Sooyeon, MinHo.

Grabando. El celular de Minseok estaba grabando un poco de lo que ocurría en ese sotando, pero la voz de su padre, Amber, lo hizo irse de ahí.

Corrió tan rápido como pudo, si importarle si su madre o el señor Choi lo habían visto, Amber lo vio correr y le cuestionó su actitud.

Minseok se encerró y lloro por saber la verdad, lloro por que no era un monstruo el que habitaba el sótano, lloro porque su madre siempre le fue infiel a su padre, lloro hasta quedar dormido.

[...]

La luz del sol inundó aquella habitación, Minseok abrió los ojos y escucho algunos murmullos. Bajo lentamente las escaleras y antes de terminar vio las siluetas de los padres de Sooyeon hablando con sus padres.

Creía que se armarios un escándalo, pero la razón del que estuvieran ahí lo desconserto un poco.

—Minseok, hijo, ven aquí —Hablo la señora Liu—, los señores Choi y Jung ha venido a darnos la queja de que no dejas en paz a su hija, Sooyeon. Ellos creen que la estás distrayendo de sus actividades escolares. Solo piden que la busques fuera de horarios escolares.

Minseok pensaba responder, sin embargo se quedó callado. Asintió y dejo que sus padres siguieran "Charlando".

Minseok se dirigió a la escuela, sabía que era peligroso, pues todos los profesores estarían ahí, incluyendo los padres de Sooyeon.

«Me siento un espía ninja» pensaba Minseok mientras caminaba de forma cautelosa hacia donde se guardaban los expedientes. Ahí encontraría todo lo necesario.

[...]

¡Bingo! Lo tenía, había encontrado una copia del expediente de su madre Amber y uno de los profesores Choi y Jung.

Cogió su teléfono y marco el número de Sooyeon.

Pronto comenzarían a construir aquel rompecabezas.

[Pausado] The student || Secuela de The Teacher || XiuSicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora