La universidad Hogwarts siempre a estado dispuesta a abrir sus puertas a los alumnos mas ejemplares. Pero nunca habia prestado atencion a la estupida rivalidad entre sus hermandades.
¿Que pasaria si al recibir a un selecto grupo de estudiantes extra...
Hola a todos. No hare muy largo mi saludo. Tenia un problematico bloqueo para escribir en mis otras historias y entonces pense en esta. Donde todos viven en un mundo Muggle. Mis personajes mantienen las rivalidades y sus ganas insufribles de joder al contrario. Planeo que sea muy divertida en algunos aspectos mientras que quiero guardar a seriedad en otros.
Digamos que este capitulo es solo de presentacion. El siguiente va a comenzar a narrar la historia.
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Hogwarts. La mejor universidad-residencia de Gran Bretaña daba inicio una vez más a su tan ansiado siclo escolar, tras las vacaciones de navidad y la finalización de un semestre. Y así mismo actualmente abría las puertas a sus variados y preciados estudiantes, brindándole un fin de semana de vacaciones extra gracias a que el 7 de enero había caído viernes en esta ocasión.
Los estudiantes habían apresurado el paso para instalarse antes de que cayera la tarde pues nunca faltaba el discurso de bienvenida de su agradable y preciado director Albus Dumbledore.
Los pasillos no habían tardado en abarrotarse, y podías ver a personas moviéndose inquietas de un lado para el otro, poniéndose al día con sus preciados amigos con gesto emocionado.
- ¡Allí vienen! Los merodeadores han llegado. - Se escuchó en murmullo y pronto los grititos emocionados dieron lugar. Las féminas y los donceles y unos cuantos hombres suspiraban abriendo paso a los inseparables y legendarios merodeadores. Cuatro integrantes del equipo de futbol americano de la hermandad Gryffindor, una de las casas de Hogwarts que valoraba la valentía y la honestidad.
Los cuatro chicos en cuestión eran sencillamente atrayentes, comenzando por el capitán del equipo:
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James Potter, con actitud retadora y sonrisa encantadora portaba con orgullo su uniforme, su pantalón color café pegado a sus musculosas piernas, su camisa blanca y su saco azul con el sello de un león rugiendo, símbolo de su hermandad, además claro de su corbata, siempre floja, en tono rojo y dorado. El chico, de 23 años, e ilustres apellidos tenía la piel levemente acanelada, con mandíbula fuerte y barbilla partida. Cabello rebelde, cejas pobladas y ojos claros. Espalda ancha y buena altura. Era el sueño de muchas y lo sabía pero su corazón solo pertenecía a una "afortunada" chica, su rojita.
Él iba al centro de los cuatro, un paso adelante puescomo capitán era bastante respetado por su equipo.
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