Capítulo 1

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No sé quién soy ni porqué estoy aquí, tengo miedo, no conozco a nadie, estoy solo.

Me despierto y miro el reloj, las doce y media, buena hora para despertar, me levanto y voy al baño, me miro en el espejo y me encuentro con mi cara soñolienta, mi pelo despeinado, hago mis necesidades y salgo de allí.

Me visto con una camiseta de manga corta y unos pantalones cortos azules, me peino con una trenza y salgo a la cocina, cojo una manzana y me tumbo en el sofá del salón viendo la televisión.

-Hija hoy iremos a comprar-dijo mi madre con su típica sonrisa en el rostro

-Vale mama-dije aburrida

Me levanté con pesadez y fui a coger mi móvil, después fui dónde estaba mi madre.

-Muy bien, vámonos-dijo mi madre canturreando

Rodé los ojos y me subí al coche con mi madre. Cuando llegamos baje del coche sin ganas y cogí un carrito de la compra mientras mi madre conversaba con una amiga suya que se había encontrado en el camino.

-Pues mi hijo ahora mismo se va a sacar un módulo-decía la amiga de mi madre

-La mía está en bachillerato-dijo mi madre orgullosa de mí.

-Mamá, vamos a comprar-le dije para que no se enrollara a hablar.

-Bueno luego nos vemos, adiós-se despidió mi madre.

Entramos al supermercado y había poca gente, mi madre llevaba el carrito, ahora mismo estaba buscando leche desnatada para mi madre, aunque sabía que mi madre seguramente estaba hablando con una de sus amigas en cualquier pasillo estorbando o buscando un producto media hora para luego coger otra cosa.

Estaba por el pasillo de los lácteos y no había nadie, solo había un chico con capucha, estaba de espaldas, creo que mide unos 1,63 cm, bueno yo seguí buscando la maldita leche desnatada.

-Bingo-susurré cuando la encontré, pero está muy alta para mí, mido 1,56, así que se me ocurrió pedirle al chico si me podía ayudar

Me acerqué a él.

-Perdona-dije llamándole pero paso olímpicamente de mí.

-¿Me puedes ayudar?-dije otra vez

-¿Me puedes ver?-susurro él

-Claro, ¿ahora me puedes ayudar?-dije

Él se dio la vuelta y me dejo ver su cara, tenía los ojos de distinto color el derecho era marrón y el izquierdo era un azul muy claro, estaba mirándome con sorpresa, tenía varias heridas pequeñas en la cara.

-¿Es en serio que me puedes ver?-preguntó sorprendido

-Claro, si no, no te estaría hablando-dije cansada

-Sabes es raro que puedas ver a una persona muerta-dijo mirando al suelo

Espera, qué, no, solo te está haciendo una broma, tranquila respira.

-Estas bromeando-dije sin creérmelo

-No-dijo cortante-Ves eso de allí-dijo apuntando a una caja de galletas

Se dirigió a la caja de las galletas y la tiró, yo vi cómo lo hacía, mi madre pasaba por ahí junto con una de sus amigas y se asustaron.

-¡Ah!-gritó mi madre asustada-¿Qué ha sido eso?

-Solo una caja mal puesta de galletas, no la colocaron bien-explico la amiga de mi madre

-¿Ves?-dijo el chico que ahora estaba a mi lado

El fantasma solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora