Después de cada discusión, su madre agarraba la cabeza del diminuto Goliath y acariciaba su corta cabellera repitiendo una y otra vez:
----- Tranquilo Ángel, la tempestad acaba y con ella todos los problemas suelen césar.
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Después de cada discusión, su madre agarraba la cabeza del diminuto Goliath y acariciaba su corta cabellera repitiendo una y otra vez:
----- Tranquilo Ángel, la tempestad acaba y con ella todos los problemas suelen césar.