Revelaciones

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Jongdae miró el precipicio a sus pies, no le gustaba esa ciudad, jamás le había gustado, tan concurrida, tan llena de personas, y por sobretodo tan... apestosa. El olor a automóviles, a contaminación, a.... humanos, no entendía como su compañero de viaje podía soportarlo.

Cerró los ojos con pesadez buscando a su objetivo. Concentrándose, a la espera de cualquier señal que lo pudiera ayudar hasta que lo sintió, más que sentirlo lo escuchó, apenas un susurro lejano que podría quizá haber imaginado. Se lanzó a velocidad demoniaca en su búsqueda saltando de tejado en tejado, haciendo uso de sus alas cuando éstos comenzaron a encontrarse más apartados entre si. Sabía que ningún humano podía verlo y aún si pudieran no era como si le importara, estaba desesperado. Solo necesitaba un poco más de tiempo, no faltaba mucho para encontrarle y entonces... desapareció, aquel rastro de sonido desapareció. Se detuvo en seco ¿A dónde había ido?

—Suho...—el nombre se le escapó en un susurró antes de darse cuenta.

— ¿Me llamaste? —preguntó la voz del aludido a sus espaldas, suave, con eso tono calmado y un poco juguetón en los bordes, así como lo recordaba.

Jongdae giró esperanzado, una sonrisa de oreja a oreja adornó su cara, esperaba encontrar al joven castaño de ojos profundos que tanto había echado de menos. La sonrisa desapareció.

Frente a él se encontró a un joven de facciones suaves, ojos redondos, hermoso, sí, pero no a Suho, SU Suho. Por un momento estuvo a punto de lanzarle una maldición al otro demonio.

—Él no usa más ese nombre—se burló el recién llegado, su voz en un tono completamente diferente al de antes.

—Luhan —espetó con desprecio—. ¿Cómo te atreves?

— ¿A qué exactamente? —le respondió Luhan con una sonrisa divertida al acercarse, dando pequeños saltos que de inocentes no tenían absolutamente—. ¿A usar su voz? ¿A engañarte?

—Vete al demonio — Jongdae giró sobre sus talones decidido a irse.

—Ha pasado un largo tiempo, Chen.

—Ya no uso ese nombre.

—Oh, lo había olvidado, ahora usas el nombre que él te dio.

— ¿Qué quieres?

—Suho—apenas terminó de pronunciar cuando Jongdae ya había avanzado hasta el joven y le tenía sujetado por el cuello de la camisa.

— ¡¿Qué sabes de él?! —exigió—. ¡Dime dónde está!

Las manos de Luhan viajaron a las del chico que le tenía sujeto, posándose sobre estas y apartándolas cuando logró que disminuyeran la fuerza de su agarre—: Desaparecido. No sabemos nada de él hace un par de semanas.

—No...

—Pensé que tal vez tú sabrías donde está.

—No...No...

—Escucha, Chen—empezó Luhan pero él ya lo no escuchaba.

Suho, ¿desaparecido? No era posible, él, que había unido y protegido a los 11 durante siglos, el mismo Suho que los había hecho separarse para protegerlos, el que había sacrificado todo alas a cambio de la libertad de sus hermanos demonios, ¿Cómo? ¿Por qué?

— ¡Chen! — para cuando volvió en si, Luhan lo tenía tomado por los hombros y le sacudía con algo de violencia, la suficiente para hacerle volver en si—. ¿Quién está contigo?

Jongdae tardó un rato en procesar la pregunta antes de responder apenas con un hilo de voz—: Zitao...

—Tenemos que encontrarlo y salir de aquí, Chen. —Luhan parecía serio, tanto que incluso Chen no pudo evitar darse cuenta de la preocupación que le invadía—. Naeun nos está buscando, necesitamos reunirnos o nos liquidara.

Alshat [SuChen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora