Tú Eres El Deseo De Mi Estrella Fugaz

0.3

Ya me había decidido le voy hablar aquélla chica que he visto subirse a su tejado a altas horas de la madrugada, me preguntó, ¿Para qué hace eso? Desdé la alcoba de mi cuarto la puedo observar, he estado constantemente veces preguntando a mi mamá cuál es el nombré de la chica, ella se niega en decírmelo. Quiere que vaya yo a preguntárselo.

Me reí ante la hipotética idea de que eso pase ya que a los pocos años que este aquí me tendré que ir y no me quisiera despedir.

Exactamente son las 3:12 minutos de la madrugada y hasta ahorita no la he visto, se escuchan gritos parece que sus padres vuelven a pelear, no entiendo cómo es que aún no se han separado, o cómo es qué él esposo no se quedá ya en la galaxia el sólo admirando el bello rostro de los planetas, en vez de andar atormentando las dos vidas de aquellas pequeñas dos estrellas que tiene como hijos.

La mamá por temor a que les hiciera daño quizá no quería dejarlo ir, quizá ella lo quiere y por esa razón esta con el soportando cada abuso de su parte.

Miles de hipótesis vinieron a mi mente en todo el rato de aquélla noche estrellada, a penas y habían pasado pocas horas pensé yo. Pero para mí desgracia ya estaba a punto de llegar a las 5 de la mañana me percaté de que ella esta vez no salió. ¿Que habrá ocurrido?, ¿Le habrá pasado algo?. Esas preguntas rondaron por mi mente hasta que yacía en mi cama apunto de dormir.

En la tarde de ese mismo día yo estaba paseando, fue ahí entonces cuándo la vi, ella no se veía realmente bien, estaba sin brillo alguno en su cara, sus ojos no destilaban aquél arrasador color gris brilloso en ella haciendo combinar con su cabello rojizo.

Está vez estaba diferente su cabello desordenado, en el pómulo izquierdo yacía un hematoma algo grande como para ser visto, sus ojos apagados y con ello la ropa que llevaba, sólo la hacía parecer... Sin vida.

Se veía vacía a simple vista de uno, sin vida, sin color.

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Rato de haber visto aquélla pelirroja me quede plasmado sin nada útil que decir creo que ni ella notó mi presencia.

¿Dime rojita, porqué traes ese golpe?

¿Tan vacía éstas cómo para no tener ese irradiante brillo peculiar qué destaca entre los demás?