• UNBREAKABLE ©® 1º• [+18]

Capítulo 5.

"Para su forma final, el diamante aguanta el dolor, ¿Pero será que él de verdad quiere llegar a esa forma?"
(CarlaB)

P.O.V HOPE 

  Dos semanas pasaron desde que empecé a trabajar en "Hell & Diamonds". Si el comienzo fue lleno de temor, lo que siguió fue fatal.

Estaba en mi oficina, apenas acabé de arreglar unos papeles para mi jefe y estaba dibujando, cuando la recepcionista entró sin tocar a la puerta, haciéndome levantar rápidamente la cabeza.

—Hope.— me llamó Lorena alegre—. Recibiste este sobre y...—miró curiosa por la ventana que dejaba ver la oficina de Andrew—. El señor Ryan te quiere ver.—añadió cuando giró su cabeza hacia mí.

—¿A mí?— pregunté horrorizada. — Mejor voy para allá—contesté firme, levantándome. Ryan era el único amigo que Andrew tenía, eran amigos y socios al mismo tiempo—. El señor Hell no está si lo buscas— le dije algo molesta.

—Lo sé, Hope.—sonrió—. Yo le compré los boletos para Madrid—me confesó Lorena—. ¡Cuánta suerte tiene esa mujer!—suspiró reflexionando.

—¿Perdón?—pregunté perpleja, levantando una ceja.

Sabía que Andrew se había ido a Madrid para comprar oro para la nueva colección. Pero algo parecía extraño, sentí un mal presentimiento, parecía que Lorena sabía algo más.

—¡Ay! ¿No sabes?—preguntó Lorena, eufórica y molesta al mismo tiempo.

—Cuéntame, a ver...—dije agobiada y atormentada por las posibles películas que diseñaba mi cerebro.

Me miró confundida.

—La señorita Amanda se fue tras de él unos días después—se rió—. Esa mujer sabe muy bien lo que quiere y cómo conseguirlo. —añadió mientras hacía una cara que notaba muy bien el disgusto que sentía hacia la señorita Amanda.

—¿Me quieres decir que están juntos en Madrid?— pregunté, haciendo unos ojos grandes, y Lorena me miró sonriéndome.

—¿Hope?—se rió.

—¿Sabes qué? No tengo tiempo para estos chismes y, además, ¿a mí qué me importa eso?—dije levantando la cabeza al cielo, disimulando mis celos—. Mejor voy con el señor Ryan.—añadí mientras intentaba borrar todas las imágenes que pasaron por mi cabeza en menos de tres segundos. —¿Qué cosas importantes me estás contando y tú...?— hablé con ironía antes de salir por la puerta y dar un fuerte portazo.

El señor Ryan me había pedido unos favores, como hacerle unas conferencias telefónicas, buscar modelos para la nueva campaña, cuando se detuvo.

—Señorita Hope— me sonrió sincero—. Quiero hablar algo con usted, necesito su ayuda .