• UNBREAKABLE ©® 1º• [+18]

Capítulo 10.

"Un diamante siempre brilla más fuerte que una piedra cualquiera."

P.O.V HOPE

Que alguien me explique: ¿Cómo es posible temblar por la emoción, perder completamente el control que tienes sobre tu cuerpo, volar y en unos segundos caer en el suelo frío, sentirte helada, con los latidos del corazón bloqueados?

En el momento en que ella se le acercó sentí como el pánico me atrapó; rápidamente después el miedo me acorraló. Cuando los vi besándose, entendí que caí en mi propio juego. Tenía que hacerlo enamorarse de mí y no enamorarme de él.

Cerré los ojos mientras tomé un sorbo de champán; el alcohol quemaba mi garganta, pero aún así no superaba el dolor que sentía en mi pecho. Me di la vuelta y empecé a caminar sin rumbo fijo; contenía mis lágrimas, controlaba cada emoción que sentía, caminaba entre la gente, sonreía, pero lo único que quería era huir. Llegué a un jardín; miré el lago cuando sentí una mano agarrándome.

—Regresa allá —me ordenó sin compasión la señora Angela, enojada—. Tenías que haber sido tú la mujer que besa a mi sobrino y no Patricia —me regaño con el dedo, cerré los ojos, tenía ganas de gritarle.

En mi interior empezó una guerra, una guerra en donde lo quería pero no podía por culpa de Patricia. Lo quería cerca de mí, solo de mí y al mismo tiempo lo quería lejos por culpa del trato que hice que la señora Angela me dio.

En unos pocos meses entendí que quien intenta jugar con los sentimientos de una persona, gana una cita con el karma.

—¿No se da cuenta que todo esto se acabó?—le grité con toda la rabia que tenía dentro.

—Yo acabaré cuando yo digo —me gritó también y después me agarró las muñecas—. Escúchame bien, niña tonta. No juegues conmigo.—añadió la señora Angela.

—¡Ya déjame! —grite con los ojos llenos de lágrimas—. No se da cuenta de nada, ¿verdad?—dije con todo el dolor—. Me destruyó en el mismo momento que me contrató. Me hizo la vida un infierno.

—Tus sentimientos no me importan. Te contraté para hacer un trabajo, no para enamorarte, así que este asunto a mí no me importa.

—¿Sabé qué? —dije con fastidio—. En unos meses estaré en su frente entregándole el maldito dinero. Al final de todo, los dineros son los ojos del demonio.

—Hazlo y me aseguraré de que tu familia acabará muy mal.—dijo y me arrastró del brazo—. Ahora, vas a limpiar esas lágrimas tontas y vas a entrar sonriente en la sala—ordenó con toda la maldad que existía en el mundo—. Y nunca más me vuelvas a hacer tus berrinches.

—¡Suéltala! —oí la voz de Ryan mientras se acercaba a nosotros—. Hope, ven acá—me llamó, agarrándome del brazo y atrayéndome hacia él—. ¿No se da cuenta que es una niña y que le está haciendo mucho daño?

—¿No te das cuenta que entraste en este juego?—empezó a reír la señora Angela—. Sabes porque está aquí Hope y aún así no le advertiste a tu amigo. ¿Qué va a pensar de ti? —negó con la cabeza.

Ryan bajó la cabeza, entendiendo la gravedad de las cosas, mientras que la señora Angela sonrió y se dirigió hacia la sala.

— No debes hacerle caso.— se encogió de hombros, visiblemente preocupado.

— Ryan.— suspire profundo. —. Siento haberte metido en este lío.

— No seas tonta.— me sonrió. —. Andrew es mi amigo desde mucho tiempo. Yo sabré cómo arreglarme con él.