• UNBREAKABLE ©® 1º• [+18]

Epílogo

"Una vez acostumbrado a tocar un diamante, entenderás que ninguna piedra podrá hacerte heridas más profundas."

P.O.V Hope

Salí de la empresa con lágrimas en los ojos, desorientada y muerta del miedo, chocando con la persona que intenté borrar de mi memoria tanto tiempo.

—Hope—dijo la señora Angela mirándome de arriba para abajo con la misma mirada desafiante—. Déjame decirte que te ves horrible.

—Señora Angela —suspiré mientras limpiaba mis lágrimas.

—Me alegró que aún sepas quién soy, ¿recuerdas todavía que te di dinero hace mucho tiempo?—hizo una pausa—. Y aún no vi los resultados del trabajo que te pedí, tampoco el efectivo integral —dijo agarrándome del brazo con brusquedad—. Apúrate querida, porque mi paciencia casi acaba.

—Miré, señora, mi vida es más importante que la suya. Le entregue una parte del dinero que me dio, sabe perfectamente que muy pronto le devolveré cada centavo que me dio. No quiero tener nada, pero nada con usted.

—A mí no me importa el dinero, querida Hope —sonrió—. Me prometiste algo y créeme que lo vas a cumplir—dijo soltándome el brazo con desprecio.

—¡No lo haré!—grité desesperada; necesitaba una pequeña puerta de salida.

En unos segundos sentí mi mejilla ardiendo. La señora Angela me había pegado una cachetada bien dura.

—Escúchame bien, mocosa, hace tiempo que decidí hacer unos cambios. Primero —me miró llena de maldad. —. Apúrate; devolveré todo el efectivo que te di, eso si no quieres que le diga todo a Andrew —hizo una pausa después de la cual sonrió. —. La segunda cosa que cambio es que si no cumples con lo que te digo, muy fácil despido a tu hermano de esta empresa y... me aseguro en que nadie más lo contrate jamás. Y ahora al grano, a partir de hoy no volverás a entrar en esta empresa.

— Trabajo aquí —repliqué.

— Vas a renunciar, querida. Desde hoy en adelante te olvidan de Andrew Hell para siempre, esto si no quieres que tus seres queridos acaben mal por tu culpa.

[...]

Mi teléfono no dejaba de sonar, Andrew me había llamado y enviado muchos mensajes.

Eran las 00:20 y aún lloraba acostada en la cama, con el peluche entre mis brazos. Miré el reloj y limpié mis lágrimas, levantándome de la cama y vistiéndome rápidamente. Bajé en silencio las escaleras y con el mismo silencio salí por la puerta.

Estaba sola en la noche. Oscuridad y dolor. Lo único que se escuchaba por las oscuras calles era la lluvia que mojaba mi cabello y mi vestido.

Por primera vez en mi vida me sentí perdida. No sabía a donde ir y con quien hablar. Necesitaba que alguien aparezca y me diga que todo estará bien. Que la vida estará de mi lado. Que me diga una tontería que pueda hacerme ver el sol.

No había ninguna chance para que mi relación con Andrew siguiera; esto ya lo tenía en claro. La única cosa que aún podría cambiar era la forma en cuál él me veía, una cobarde que había huido.

Unas horas más tarde me encontraba delante de su casa , del hombre que conquistó mi corazón sin pedirme permiso y sin intención de hacerlo.

—¡Hope!—gritó cuando abrió la puerta, me quedé mirándolo sin decir nada, atónita.

Retrocedí unos pasos, pero él salió afuera agarrándome entre sus brazos, mientras que la lluvia no paraba, caía sobre nuestros cuerpos con gotas frías, grandes y limpias.