• UNBREAKABLE ©® 1º• [+18]

Capítulo 1.

"Cuando tengas momentos difíciles recuerda que los diamantes se forman bajo presión"
(Anónimo)
P.O.V Hope

¡Mi maldito primer beso fue con un jodido extraño!

Observé cómo el automóvil se alejaba y yo aún estaba temblando; a mis casi 18 años, experimenté por primera vez un temblor dentro de mí, un temblor caliente y no helado como el que te hace sentir miedo.

Inspiré profundamente y luego expiré todo el aire en mis pulmones.

Me di la vuelta para enfrentar la mirada enojada de mi jefe, quien me esperaba en su oficina mientras la mujer rubia que acompañaba a ese tal Andrew esperaba verme regañada o destruida en frente de ella.

—Le juro que no hice nada— hablé en cuanto cerré la puerta de la oficina. — Estaba simplemente cumpliendo con mis deberes y de un momento a otro me vi enredada en una situación que ni ahora entiendo.

—Hope, la señorita que acabas de ver es un modelo muy importante que nos aporta mucha publicidad.— se sentó en la silla y continuó explicando—Mi negocio funciona gracias a este tipo de gente, con poder, con dinero. Lo siento, niña, pero no puedes seguir trabajando aquí.

—Señor, por favor — le supliqué— Le juro que si me despiden en este mismo momento...

—Hope, lo siento. Mi decisión está tomada.

Entendí que no hay de otra, que diga lo que diga, él no iba a cambiar de idea. ¿Y ahora qué iba a hacer? ¿Cómo iba a salir adelante? ¿Cómo iba a poder pagar las medicinas de mi abuela, los alimentos de la casa, la deuda de mi hermano?

Estaba desesperada.

En cuanto salí de la oficina, las lágrimas inundaron mi mejilla y no le veía ni una solución al problema. No tenía dinero, no tenía trabajo pero, en cambio, sí tenía un montón de problemas.

Agarré mi teléfono y llamé a mi mejor amiga, María, necesitaba desahogarme con alguien, necesitaba una mentira de que de una forma o otra las cosas iban a estar bien.

—¡Me despidieron, María!— sollocé.

—¿Pero cómo??—preguntó esta preocupada. —Hope, tranquilízate, ¿qué pasó?

—¿Qué voy a hacer ahora? ¿Cómo obtengo el dinero que necesito? — continué hasta que noté una presencia a mi lado.

Una mujer de unos cincuenta años, de cabello rizado, elegante, que me miraba fijamente.

—Buenos días, muchachita—me habló la señora. —Creo que tenemos que hablar.

La miré confundida mientras sequé mis lágrimas con la manga de mi camisa y luego me despedí de María rápidamente para ponerle atención a la señora.

—Buenos días.— le contesté con educación, aun siendo escéptica.

El instinto me gritaba alejarme de ella, mi sexto sentido amenazaba con salir de mi cuerpo y chatearme, pero como toda una mujer curiosa, decidí quedarme y escucharla.