III

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Entró a la casa soltando un pesado suspiro.

Según Jin, no había problemas con que regresara a casa temprano, por lo que se retiró de la estación varias horas antes de que terminara su turno, no sin antes claro ser interrogado por la única persona que podría considerar alguien ligeramente cercano a sí mismo.
Jin siempre era atento con todo el mundo y YoonGi estaba agradecido por ello, al principio le molestaba un poco, creía que era pura formalidad y educación, pero con el pasar del tiempo podía notar que era una persona agradable y muy atenta, solo le gustaba saber que todos estuvieran bien o se sintieran cómodos... "¿Estás bien?" "¿No te duele nada?" "Has estado comiendo bien?" "¿Duermes lo suficiente?" "No salgas desabrigado si hace frío y no olvides tomar mucha agua": esas eran algunas de las cosas que Jin decía mirandolo fijamente y con un dedo apuntando a su persona como si eso le ayudara a sacarle la verdad, y había funcionado en la mayoría de los casos, a excepción de que YoonGi respondió afirmativamente cuando le preguntó si había dormido bien. Pero ¿Qué iba a decir si no? ¿"Siempre tengo pesadillas con un lunático"?

La casa estaba en completo silencio, por lo que el recuerdo de su madre volvió a su  mente.

Desde que le había dicho que era homosexual, no la había vuelto a ver.


  - Me gustan los hombres...-susurró el joven de negro cabello y piel pálida, su madre bajó la vista, llevando sus manos a su rostro para comenzar a sollozar con fuerza.-Mamá... No llores...-su mano se acercó vacilante hasta el hombro de su progenitora, provocando que esta se sacudiera violentamente para alejarlo.

  - ¿Se lo dijiste a tu padre?-la voz rota e interrumpida por el llanto le hizo añicos el corazón ¿Por qué a la gente le resultaba una tragedia que él fuera homosexual? Eso no cambiaba en lo absoluto lo que era su persona, si realmente le había amado alguna vez no podría solo rechazarlo de repente ¿No?
  - Si... Me iré esta noche-tal como lo había creído, su padre no reaccionó nada bien, y exigió que abandonara su casa en cuestión de segundos. YoonGi lo veía venir, por ello ya había conseguido un apartamento donde quedarse. El llanto de la mujer se hizo más escandaloso aún.
  - No llores, volveré para visi...
  - ¡No! Quiero que te vayas ¡Ahora! No quiero verte más por aquí... ¡No quiero que vuelvas YoonGi, ¡Te lo advertí! Esto es culpa de Jeon JungKook ¿Verdad? Yo sabia que esto pasaría..-furiosa se levanto golpeando a puño cerrado el pecho de su hijo, las lágrimas no dejaban de caer de sus ojos.
YoonGi sintió que algo dentro de él se rompía, esa no era la madre que tanto amaba, esa mujer no podía ser... Sin poder asimilarlo, siendo empujado hasta su habitación comenzó a llenar sus valijas con sus pertenecías.
Cuando volvió a la sala, su madre aun lloraba con desconsuelo.
  - Mamá...-susurró inseguro tratando de acercarse a ella.
  - ¡Vete! ¡Tú no eres mi hijo! Puedes volver cuando se te quite esa estúpida maña... Hasta entonces, no quiero verte la cara.-la puerta se cerró violentamente en la rostro de YoonGi, quién no podía creer lo que estaba pasando. Se lanzó al suelo, cayendo de rodillas, y lloró, no lo podía creer... La mujer que le había dado la vida, y que a pesar de ser tan fría siempre le había dicho que lo amaba, hoy día lo echaba de su casa sin vacilación.




Su cabeza dolía un poco, por lo que se recostó en la cama con una mueca, no quería dormir, temía que si lo hacia, él volviera a aparecer.

  - ¿Qué más da?-molesto con sigo mismo por caer ante algo tan estúpido, cerró los ojos quitándole importancia.-No voy a dejar de dormir por ese imbécil.


  - Min.
  - No otra vez...-su corazón se agitó al sentir aquella voz tan familiar. Buscó con la mirada alguna figura en la oscuridad, pero una vez más, se encontraba sólo en la penumbra.-...¿Por qué demonios no te muestras? ¿Acaso me tienes miedo?-Utilizó el sarcástico tono que siempre empleaba con todos, recurriendo a la mascara de indiferencia que tanto lo había ayudado a esconder el dolor los últimos años.

  - Oh cariño, por supuesto que no, tu eres el que teme... No yo.
  - ¿Acaso no dijiste que tu eras yo?

Se sintió triunfal en cuanto el silencio se hizo presente, por primera vez en muchos días, sonrió con genuina diversión.

  - ¿Con qué mierda me saldrás ahora?

Sintió un brazo pasándose por sobre sus hombros y su cuerpo comenzó a temblar. Está bien, quizá no había sido buena idea tomarle el pelo.

  - YoonGi~ah...-susurró la voz, más cerca ahora que nunca. Pasó saliva con dificultad, comenzando a girar su rostro para observar el cuerpo de pie de su lado, rezando internamente por no encontrarse con su propio rostro. Muy a su pesar, las suplicas no sirvieron de nada, porque por más raro que se sintiera, se encontraba mirando cara a cara su propios ojos felinos. La aparición sonrió.

  - Tienes razón... No soy tú.-las facciones de aquel delicado pero masculino rostro cambiaron hasta presentarse como una guapa mujer mayor, su madre. El temblor de su cuerpo se intensificó-...En cambio, soy tu peor pesadilla Min... Soy todo lo que temes-el rostro volvió a cambiar hasta encarnar a su padre, se veía aún más viejo de la ultima vez que le había visto.-... todo lo que odias, lo que te duele...-ya no era él, ya no era su madre, ni su padre, sino un rostro masculino con ojos redondos y nariz prominente, con una sonrisa torcida de grandes dientes que a pesar de todo lo hacían ver atractivo y encantador, Jeon.
Empujó con todas sus fuerzas al joven, bastante crecido ahora, más alto y atractivo de lo que recordaba.
Sus piernas ya no pudieron sostener su peso, y cayó de rodillas.

  - Soy lo que perdiste... Tus errores, y tus sueños frustrados... Soy toda la mierda que has tenido que soportar hasta ahora, y aún más... Soy quien hará tu vida imposible.
El espectro cambió una ultima vez a un rostro desconocido para él. Un muchacho de cabello rubio grisáceo, o rosado quizá, algo tornasolado diría, pues tenía reflejos de varios tonos, haciendo que su color fuera algo difícil de nombrar.
  - Y finalmente, soy quien te liberará de todo el dolor.-estiró los labios, aunque estos eran aún gruesos a su parecer, la fría sonrisa no llegaba a alcanzar sus ojos rasgados, provocando un escalofrío en el cuerpo del más pálido.


Y volvió en sus sentidos. Su cuerpo húmedo y pegajoso por el sudor, envuelto en las blancas sabanas que tendría que poner a lavar. Estaba agitado y su corazón golpeaba con tanta fuerza su pecho, que el sonido retumbaba en sus oidos.

Su teléfono celular sonó indicándole que un nuevo mensaje había llegado a su bandeja de entrada. Lo tomó de su mesita de noche, algo aturdido.

"¿Llegaste bien a casa? Quizá deberías tomarte el día de mañana libre para ir a ver a un doctor..."

Suspiró ante el mensaje de SeokJin, el saber que alguien se preocupaba por él provocaba una cálida sensación en su pecho. El teléfono volvió a la superficie de madera, y YoonGi se sentó para deshacerse de las sabanas que lo abrazaban provocándole un sofocante calor.

Sintió que quizá comenzaba a volverse loco, porque ahora tenía miedo de quedarse dormido, y aún peor, porque aquellos pequeños ojos tan fríos y descoloridos para él, eran quizá, los más hermosos que había visto jamás.

•Nightmare• {YoonMin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora