Un rastro

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Noe(narrador psicópata de su #$%&/&%$##$%&/): 

Desperté en la noche, no sabía donde estaba, sólo sabía que no estaba con mis amigos, el avión se había caído y todos estábamos separados. no sabía si estaba solo o si alguien me iba a matar, no sabía si habían zombies, solo tenía los cuchillos que me dio Alejandro.

Caminé por el lugar sin importarme el sueño o las heridas que tenía por haber caído desde mucha altura y aterrizar sobre arboles hasta llegar al suelo.

No escuchaba nada, solamente mis pisabas, mi respiración y el sonido de algunos animales nocturnos. No tenía fe en que iba a llegar a salvo, pero al menos quería llevarme a varios zombies conmigo, no moriría sin dejar un rastro de zombies tirados.

Caminaba con un cuchillo en la mano y los otros guardados, pero listos para sacarlos por si me atacaban, no podía dormir por los zombies y porque estaba enfocado en encontrar a los demás.

Mi pierna estaba muy mal, a penas podía caminar mal, y para mi buena suerte, escuche a zombies acercarse. Me escondí entre los árboles para ver cuantos eran, solo vi alrededor de 15 zombies, me acerqué a algunos sigilosamente y los empecé a cazar uno por uno, no me importaba que la sangre de ellos manchara mi cara, me divertía cazando a cada uno de ellos. Aplastar sus cabezas, decapitarlos, cortar la mitad de su cráneo y otras formas más de matarlos era muy divertido.

Me percaté de que venían más, pero no me importó, cazarlos era el mejor regalo que me pudieron haber dado. Se hizo de mañana y yo seguía matando a los pocos zombies que quedaban, había sangre en los troncos de los árboles, cabezas en el piso y varias partes de ellos por todos lados, yo estaba con las manos manchadas completamente de su sangre, dos de mis cuchillos estaban con sangre y oliendo a muerto.

Estaba con una gran sonrisa mientras mataba al último, quería seguir matando, pero no quedaban más, todos los que habían ahí los maté en una noche, tenía el camino libre.

Seguí caminando por el bosque con los dos cuchillos manchados de sangre en la mano. Empecé a correr porque tenía un presentimiento de que alguien me seguía, y no era un zombie. Seguí corriendo hasta que llegué a un río, me detuve y miré atrás, no era nadie, solo era mi mente que creyó que había alguien.

Crucé el río ya que no era muy profundo, llegaba hasta mis piernas. Al cruzar me senté en la orilla y tomé agua. Ya con las energías recuperadas, aún sin tener el sueño que me tuvo que haber entrado en la noche, seguí corriendo por el bosque hasta que me cansé y decidí descansar un rato. Me senté debajo de un árbol y sin darme cuenta me quedé dormido.


Fuera de la burbuja [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora