Capítulo 4.

449 49 3
                                    

By Bill.

Me encontraba tranquilo, relajado.

Por primera vez en mucho tiempo había gozado de una noche cómoda y completa. No había interrupciones de ningún tipo, cero llamadas o recordatorios a compromisos, todo se encontraba bien.

Decir que se debía a mi cita con Tom y a sus palabras era aceptar una parte de aquella sensación, la verdad era que eso también influia, pero más el hecho de que mis hermanos me apoyaban. Comenzaba a ver las cosas desde otra perspectiva.

Estaba motivado. Tal vez todo mejoraría. Apostaba a por ello.

Me arregle lo más natural que pude, con ropa ligera y muy poco maquillaje, tal vez pasaría un par de horas mirando hacía mi antigua casa dentro de mi auto y no quería sudar en exceso ni nada parecido.

Preparaba panqueques cuando llamaron a la puerta, me gire a mirar hacía la puerta pero no avance. Nadie podía ir a buscarme, nadie sabía donde vivía estando en Alemania, ni siquiera mis hermanos sabían sobre esta pequeña casa, así que no debía abrir, nadie podría estar buscándome. Pero de nuevo tocaron, espere unos minutos, mientras terminaba de preparar los panqueques y así retirar todo del fuego y el timbre seguía sonando. Apague todo y fui a ver, debían estar equivocados o realmente esperar que les abriera ya que no paraban de tocar.

Y al abrir la puerta me lleve una gran sorpresa.

- ¡Tom! - exclame sorprendido al verlo de pie frente a mi puerta, se veía un tanto apenado y, aun así, mantenía una sonrisa enorme en sus labios.

- Hola Bill - saludo.

- Eh... Hola, ¿Que haces aquí? - Pregunté confundido.

- Bueno, yo vine para invitarte a tomar les desayuno juntos hoy - dijo mirándome fijo.

- ¿Como sabías donde encontrarme? ¿A caso estas siguiendome? - pregunte nervioso mientras sostenía la puerta con fuerza para evitar que se abriera, la verdad era que esa actitud me asustaba, no me gustaba que me estuvieran espiando y, por mucho que Tom pudiera agradarme, no pasaría por alto el seguirme.

- ¡No! ¡Bill, no lo malentiendas! - se apresuró a responder, vi como tomaba aire con fuerza y volvía a mostrarse en calma - veras, ayer, mientras conducía a casa pude ver tu auto, al principio creí que era normal encontrarte en la avenida puesto que es la principal y podrías tomar cualquier dirección, después me percaté de que casi seguíamos la misma ruta hasta que tu diste vuelta aquí, lejos de donde yo vivo. La curiosidad me pudo y me detuve en la esquina, mi intención no era espiarte ni nada pero termine viendo en donde te estacionabas y cuando salias del auto decidido irme, pensé en sí sería buena idea venir y sorprenderte así que aquí me tienes. No estaba del todo seguro que vivieras aquí, así que me arriesgue - explicó. Sus palabras parecían convincentes y, simplemente, no me atrevía a dudar de él. Él tenía algo que me hacía creer en lo que decía.

Podría arrepentirme a futuro o podría no hacerlo. Todo dependería en lo que pasara después.

- Entiendo - murmure sin entender realmente, ¿Porque lo hacia? - entonces, ¿quieres pasar? - pregunté más por cortesía que por sentir realmente las ganas de invitarlo a entrar.

- No, Bill, he llegado sin avisarte para hacerte una sorpresa - entonces tomó algo que había puesto sobre la pequeña banca que había a lado de la puerta y se giró hacía mi - He traído un par de cafés y unos panecillos, podríamos sentarnos en las escaleras y disfrutar de esto - sugirió. Una sonrisa se asomó por mis labios por lo tierno de la situación.

En sus ojos veía inocencia y ternura, algo muy poco visto en personas mayores. No sabría decir si era real lo que mostraba o si se trataba de una farsa muy buena, tal vez él era un actor realmente bueno y yo estaba cayendo redondito ante él. No lo negaba, el que sé fijará en mi había hecho que mi amor propio despertará luego de tantos años dormido gracias a la presión de mi trabajo. Siempre supe que algo faltaba en mi vida, un plus que hiciera de todo algo más llevadero, ansiaba sentirme vivo otra vez y, ahora con la cercanía de Tom, comenzaba a sentir los latidos de mi corazón más fuertes que nunca.

Porque tú eres mi esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora