Capítulo 9.

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By Bill.

Todo fluyo tranquilamente, poco a poco la incomodidad desapareció dando paso a algunos anécdotas de los gemelos y mía mientras vivía con ellos, sin mencionar mi oficio claro esta, o a contar sobre las citas que ya habíamos tenido Tom y yo o el como nos conocimos, todos parecían relajados y a gusto.

- No sabes lo bien que me hace saber eso Bill - dijo Simone al momento en que terminabamos la comida - Tom se ve mucho más animado que antes, me alegro de verdad que ahora pueda seguir adelante - dijo nostálgica cuando nos habíamos ido a la cocina a limpiar todo lo utilizado.

- Quiero a Tom, Simone. No quiero verlo de ningún otro modo que no sea con una sonrisa en los labios - me sincere con ella, al instante me regalo una sonrisa de aquellas que pocas veces he visto. Una sonrisa sincera y sin malicia.

- ¡Terminamos! - la voz de Tom nos hizo voltear, dejó una bolsa en el bote de basura y después se acercó a abrazarme - ¿de que hablaban? - pregunto curioso.

- De que me alegra que estén juntos - respondió mi suegra con una sonrisa en los labios - y esto se merece un brindis, Bill ¿tienes vino blanco? - pregunto, hice memoria pero no recordaba nada.

- Nop, creo que no - respondí.

- Oh... Vi que tenías nieves en el refrigerador, se me ocurrió que podrían preparar algun postre con ellas - sugirió.

- Suena bien, si quieres puedo ir por un vino...

- Sería descortes dejar que vallas tu - interrumpió - pero... Tom y Nat pueden ir, ella conoce buenos vinos pero sólo Tom puede comprarlos, ¿irías Tom? - la mirada de Simone era de aquellas que lograban que uno aceptará lo solicitado.

- Si, claro - dejó un besos sonoro sobre mis labios para poco después salir de casa dejándome con Nick y Simone.

- Bill, me gustaría hablar contigo - al escucharla sentí como se me helaba la sangre. Nick se concentró en secar y guardar los trastes mientras que yo iba con ella a la sala.

- ¿Su... sucede algo? - pregunté nervioso.

- No has cambiado en nada - comentó.

- ¿Dis... disculpa? - vi como sonreía y negaba con la cabeza.

- Hace poco más de doce años me divorcie del padre de Tom, fue una época bastante difícil para mi, tanto que tuve que enviar a Tom con mis padres mientras buscaba un trabajo con el que pudiera mantenernos establemente y sin complicaciones, la verdad es que conseguía nada y estaba al borde de la desesperación, llevaba casi tres años buscando algo y no conseguía nada que pudiera solventar mi existencia y la de Tom, veía a mi hijo sólo los fines de semana y carecía de muchas cosas, yo sólo tenía trabajos mediocres donde me pagaban una miseria y me hacían trabajar más del triple de lo de una persona normal, todo ese dinero se lo daba a Tom dejándome sólo con un poco para cubrir mis necesidades básicas, tres años habían pasado y no podía salir adelante. Poco después me arme de todo el valor posible y fui a una de esas zonas de mala reputación, era de noche y yo estaba muy asustada, camine temerosa por aquella larga calle esperando por algo pero no sabía que, entonces vi a un chico un poco mayor que mi hijo pero no demasiado. Vi como ese chico entraba a un lujoso auto rojo y este lo llevaba a un callejón oscuro, me acerqué lo más que pude al lugar pero no demasiado, estaba aterrada. No se cuanto tiempo estuve vigilando aquel auto sólo se que parecieron horas, hasta que la puerta del copiloto se abrió y bajo el chico, después vi como le arrojaron algunos billetes y el auto arrancó sin cuidado haciendo que el chico cayera de bruces en el suelo, vi como agachaba su cabeza y hacia puños sus manos para después regatear y recoger aquel dinero manchado de lodo, se puso en pie sin limpiarse siquiera, guardó los billetes sucios en su pantalón y salió de allí. Paso a lado mío pero no pareció verme en lo absoluto, en cambio yo si logre verlo y, te juro, me arrepentí de haberlo hecho - se detuvo en ese momento dejandome helado... - lágrimas caían por sus mejillas sin detenerse, sus ojos eran un pozo oscuro y solitario... Pude sentir lo roto que se encontraba, el vacío que había en su interior - continuo para volver a guardar silencio, vi como algunas lágrimas resbalaban lentamente por sus mejillas.

Porque tú eres mi esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora