Capítulo 12.

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By Bill.

Habían pasado un par de semanas desde aquel catastrófico incidente. Las mismas semanas que me habían consumido rápidamente.

Aunque pase la primera semana siguiendo a Tom de un lado a otro rogando por que me hablara, llamandole, enviándole mensajes y buscándolo sin parar, nada parecía dar resultado. Y todo se volvió más difícil cuando la seguridad de la tienda donde él trabajaba me había prohibido pasar por allí si iba en busca de Tom y si a eso le aumentamos el hecho de que Tom dejo de llevar su camioneta para usar la motocicleta que me era difícil de seguir, el poder hablar con él se tornó imposible.

No comía, no era capaz de dormir, no podía concentrarme en absolutamente nada, hasta la actividad más sencilla se volvía un verdadero reto para mí. La segunda semana fue la peor, me había vuelto un maldito muerto viviente. Sólo había logrado mantenerme de pie gracias a Simone, Natalie y Nickolas. Las dos primeras se encargaban de alimentarme y hacerme dormir, llegaron a utilizar fármacos y remedios naturales para lograrlo mientras que Nick era quien se había ocupado de ayudarme en la ducha o a levantarme de la cama.

Era patético.

Pero la verdad era que me sentía perdido sin Tom, parecía haber perdido mi capacidad de vivir y no podía hacer nada por mi cuenta.

Dolía demasiado, me veía a mi, corriendo tras de la camioneta de Tom, tratando de alcanzarlo mientras él ignoraba mi lucha... era como un jodido perro abandonado por mi amo... un jodido perro callejero.

Recuerdo que, al segundo día del incidente, me comunique con Lidia, le dije que informará al resto de mis protectores que Beau ya no formaba parte del grupo, empezando por Sanders. Si, era un golpe bajo para el rubio pero estaba tan molesto que sólo se me ocurría amargarle su regreso a los Ángeles.

La verdad es que no sabía más que hacer.

- ¿Bill? - llamo Natalie mostrándose preocupada, como últimamente lo estaba. Entrábamos a la tercer semana luego de aquella catástrofe, yo estaba mas perdido que nunca.

- ¿Que? - respondí confundido.

- No puedes seguir así, esto te hará mucho daño - tomó mis manos mientras hablaba, su voz sonaba en exceso preocupada, vi como las acariciaba y les daba calor - Bill, estas muriendo - dijo mientras un par de lágrimas resbalaban por sus mejillas.

Levante una de mis manos para acariciar su mejilla y limpiar las lágrimas pero el contacto con su piel fue extraño. Su piel estaba excesivamente caliente que casi quemaba la mía.

- Estaré bien... - mi voz fue interrumpida por el timbre de la casa, Natalie me miró esperando una indicación lo que yo solo pude asentir.

Ya no me importaba quien fuera, sólo quería dejar de escuchar el timbre sonar.

- ¡Bill! - la voz alterada de Simone me hizo levantar la vista, al cruzar nuestras miradas, su expresión me hizo saber que mi imagen no era para nada buena.

No me había maquillado en días, aunque eso no era tan grave como el hecho de que estaba perdiendo peso y masa muscular... la depresión era una jodida mierda.

- Hola mamá - salude tratando de sonreír... había caído en su bondadoso corazón y mi tormentosa necesidad de cariño y ternura, la consideraba la madre que tanta falta me hacia.

- ¡Hijo! - se acercó a mí llorando, la abrace y me sentí un poco tranquilo, la verdad era que no podía con todo lo que cargaba en mi interior.

- No llores mamá, me harás llorar y eso no es para nada lindo - comenté queriendo sonreír pero me era imposible.

- Pero... Bill... Tom se va de casa - soltó en medio de su llanto, sentí como si todo se detuviera de pronto para después moverse a toda velocidad dejándome aturdido y sin poder hacer nada...

Porque tú eres mi esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora